Una técnica para el cáncer de próstata minimiza la aparición de incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria es uno de los efectos secundarios habituales tras someterse a un tratamiento para el cáncer de próstata.

Su aparición supone un cambio importante para el varón, ya que además del trauma emocional que le provoca, ve como se reduce su calidad de vida al no poder realizar actividades cotidianas, sobre todo vinculadas al ocio. Una forma de paliar este y otros efectos secundarios es la aplicación, en aquellos casos en los que sea posible, de tratamientos menos agresivos para el paciente, tales como la braquiterapia prostática, que minimiza la aparición de la incontinencia urinaria.
 

Según explica el Círculo de Braquiterapia Prostática en un comunicado, esta técnica consiste en la implantación de pequeñas semillas radioactivas de yodo 125 dentro de la glándula prostática mediante unas finas agujas que se inyectan en la zona del perineo, sin necesidad de realizar incisión quirúrgica. De este modo, la acción de las semillas, cuyo tamaño es inferior a la punta de un lápiz, se concentra en la próstata, disminuyendo notablemente la posibilidad de que la radiación alcance los órganos sanos adyacentes (recto y vejiga). Así, los efectos secundarios habituales, tales como la incontinencia urinaria, disminuyen en gran medida.

Estudios como el realizado recientemente por el Instituto Catalán de Oncología (ICO), el Hospital de Bellvitge y el Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM) del Hospital del Mar, junto con otras entidades médicas españolas de prestigio, determinan que la braquiterapia prostática ofrece mejor calidad de vida al paciente frente a otros tratamientos como la radioterapia y la prostatectomía.

Las probabilidades de poder aplicar la braquiterapia en un caso de cáncer de próstata son mayores si el tumor se detecta en sus fases iniciales. Debido a que no presenta síntomas hasta que está muy avanzado, es fundamental que el grupo de riesgo de padecerlo (hombres de más de 50 años y 45, si hay antecedentes familiares) acuda al especialista al menos una vez al año para someterse a revisiones urológicas. De este modo, se logra un diagnóstico precoz de la enfermedad y aumentan las posibilidades de curación en un 90%.

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