Una de cada diez metatarsalgias (dolores en la planta del pie) se originan en el gemelo. "Un 10% de los problemas en la planta del pie se debe a un acortamiento de los gemelos, en el que también pude influir el sóleo, que provoca un mal funcionamiento del pie", indica el especialista en traumatología y cirugía de pie y tobillo, el Dr. Andrés Delgado Ghersi. Esta patología puede ser incapacitante por el gran dolor que genera y no siempre remite con métodos conservadores (no quirúrgicos). En esos casos, gracias a los avances en la cirugía y la anestesia, los pacientes cuentan con alternativas que acaban con el dolor y evitan los largos postoperatorios.
La metatarsalgia es un término que engloba toda una serie de síndromes dolorosos en la base de los dedos del pie hacia su parte central. Esta patología cuenta con múltiples causas (neuroma de Morton, enfermedades inflamatorias, etc.), pero, en muchos casos, se debe a una mala pisada (biomecánica) que produce una sobrecarga mecánica sobre una región que no está diseñada para soportarla.
Síntomas de la metatarsalgia
"Las metatarsalgias son un motivo de consulta habitual porque pueden ser muy dolorosas e incluso producir grandes limitaciones en actividades diarias como caminar, estar de pie, o usar un calzado muy plano o apretado. Además, el dolor no siempre se restringe a la planta, sino que se irradia o se manifiesta también en el dorso, en la base de los dedos y puede llegar al empeine", explica el doctor.
El área donde se concentra el dolor presenta callosidades con frecuencia. Al caminar se genera un apoyo o presión excesiva en zonas que no están preparadas para este trabajo y, para responder a esas exigencias, la piel se engrosa. En algunos casos, los dedos se deforman y surgen los dedos en martillo o garra. Las alteraciones en el tejido de la planta (almohadilla plantar) tampoco son extrañas.
Todas estas situaciones pueden ser muy dolorosas, pero, tal y como explica el especialista, "en el peor de los casos hay una rotura de la placa plantar de algún dedo y el dolor se vuelve incapacitante. En ese punto, los pacientes tienen grandes problemas para desarrollar su vida diaria con normalidad y, por ejemplo, necesitan la baja laboral".
Solución al problema
"Al contar con múltiples causas, el primer paso para abordar esta patología es una valoración integral que permita llegar a un diagnóstico adecuado. En aquellos casos en los que la metatarsalgia se debe a un problema mecánico, se cuenta con diversas opciones. En primer lugar, se recurre a los métodos conservadores (sin operar). Si el dolor no remite, se cuenta con grandes opciones quirúrgicas que terminan con el problema de forma rápida y sin un postoperatorio largo o doloroso", explica el Dr. Delgado.
Así, la primera medida será, además del tratamiento con antiinflamatorios o analgésicos para el dolor, el uso de plantillas. Estos dispositivos mejoran la pisada y alivian las molestias en gran parte de las personas afectadas. Otras grandes recomendaciones que contribuyen a solucionar el problema son: usar un calzado adecuado (con una elevación en el talón de dos a tres centímetros); acudir a fisioterapia; o practicar ejercicios de fortalecimiento muscular o flexibilidad que beneficiarán, sobre todo, a los pacientes con los gemelos cortos.
Opciones quirúrgicas
"Cuando las molestias no remiten con los métodos conservadores, la cirugía es una buena opción para acabar con el dolor", prosigue Delgado. La intervención realiza cortes precisos en los metatarsianos (huesos del empeine que unen el tobillo con los dedos) en su extremo distal (antes de los dedos) o proximal (dorso del pie). Una vez hechas las correcciones, se fijan con tornillos o algún dispositivo similar. Este procedimiento, que acaba con el dolor, se puede llevar a cabo por dos vías: cirugía convencional (abierta) o cirugía percutánea (mínimamente invasiva).
Esta última versión realiza incisiones (heridas) mínimas en el pie para aplicar correcciones similares a las que se llevan a cabo en la cirugía abierta. Al minimizar los cortes de la intervención, mejora el postoperatorio (menores molestias) y se reducen los problemas de cicatrización.
Además de estos procedimientos, hay una opción específica para los pacientes con los gemelos cortos que se realiza en conjunto o independientemente de los procedimientos sobre los huesos. En esos casos, la operación se realiza en la parte posterior de la rodilla. "A través de una pequeña herida accedemos al nacimiento del músculo gemelo interno y lo alargamos. De esta manera, logramos aliviar la carga de trabajo sobre los metatarsianos y se suelen paliar gran parte de las molestias", expone el Dr. Delgado.
Después de la cirugía
El postoperatorio de estas cirugías ha contado con fama de ser doloroso y lento. Sin embargo, tal y como explica el especialista, "esta situación ya es un mito. Los avances en las técnicas quirúrgicas, el tratamiento médico del dolor y la anestesia han hecho que el procedimiento sea mucho más tolerable. De hecho, los pacientes pueden caminar desde el primer día, y el reposo no es obligatorio".
Los pacientes salen del quirófano con un vendaje especial y, cuando solo se haya intervenido en la musculatura, podrán caminar con normalidad y sin ningún tipo de ayuda desde el primer momento. De hecho, en esos casos se anima a los apacientes a realizar ejercicios de estiramiento y volver pronto a sus actividades cotidianas.
"Si se ha intervenido sobre los huesos, es necesario permanecer con el pie en alto para prevenir la inflamación durante la primera semana. Sin embargo, a medida que las heridas se van curando de forma favorable, los problemas disminuyen. Al mes se retira el vendaje y se recomienda utilizar un calzado amplio y cómodo e incorporarse progresivamente a las actividades cotidianas".