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Biopsia de médula ósea

¿Qué es?

La extracción de un fragmento de hueso de una persona, fragmento que contiene en su interior médula ósea, y su posterior estudio al microscopio. La médula ósea es una sustancia líquida que forma parte del tejido óseo de los huesos planos del cuerpo (cadera, esternón).

Tiene una función de extraordinaria importancia en nuestro organismo, como es la fabricación de los tres componentes celulares de la sangre: los hematíes (glóbulos rojos), los leucocitos (glóbulos blancos) y las plaquetas.

Si en lugar de extraer un fragmento de hueso con su contenido de médula ósea se obtiene únicamente una muestra de ésta, se habla de aspirado de médula ósea.

Obtención de la muestra

Aun cuando la obtención de la muestra de médula ósea es un procedimiento invasivo, pues implica penetrar en el organismo causando una herida, es menos agresivo que en otro tipo de biopsias y puede realizarse de forma ambulatoria por personal especializado. Lo habitual es que la muestra se extraiga bien del esternón, bien del hueso iliaco (cadera). En el primer caso, el paciente se coloca en una camilla tendido boca arriba, y en el segundo tendido boca abajo.

Tras una cuidadosa desinfección de la zona, el médico inyectará una pequeña cantidad de anestésico local e introducirá la aguja de biopsia hasta penetrar en el hueso, momento en el que retirará la guía que la aguja lleva en su interior. Si lo que pretende obtener es únicamente una muestra de médula ósea, conectará la aguja a una jeringa y aspirará tirando del émbolo hacia fuera. Si se trata de obtener una muestra de hueso, el médico hará rotar la aguja hasta que se deposite un fragmento de hueso en su interior.

Tras la obtención de la muestra en ambos casos, el médico retirará la aguja, aplicará presión en el punto de punción para evitar el sangrado y colocará un apósito. Finalmente, colocará la muestra obtenida en un medio adecuado y lo enviará al laboratorio de anatomía patológica para su estudio al microscopio.

El procedimiento suele durar entre 10 y 15 minutos.

Razones para la práctica de una biopsia de médula ósea

Tanto el aspirado como la biopsia de médula ósea son procedimientos diagnósticos de gran valor y ampliamente utilizados en medicina.

Fundamentalmente se recurre a estas pruebas para diagnosticar enfermedades de la sangre como anemias de causa desconocida, tumores de la sangre (leucemias, linfomas…), metástasis de otros tumores e infecciones graves (septicemias).

Aparte de para el diagnóstico de enfermedades, estas pruebas se utilizan para determinar si un cáncer se ha propagado o está respondiendo al tratamiento, y para decidir cuál es el tratamiento más adecuado en cada caso según los resultados de la prueba.

Preparación del paciente

La biopsia o el aspirado de médula ósea son procedimientos para los que el enfermo ha de dar su consentimiento por escrito tras haber sido informado de manera clara y pormenorizada respecto al mismo. Por tanto, el enfermo está en su derecho de solicitar cuanta información o aclaraciones necesite.

Al enfermo se le preguntará si está siguiendo tratamiento con medicamentos como antiagregantes, anticoagulantes o antiinflamatorios, y probablemente se le indicará que suspenda su toma unos días antes de la biopsia. Igualmente se le preguntará por posibles alergias a medicamentos o sustancias como el látex, el yodo, o los anestésicos, sean locales o generales, y sobre posibles trastornos de la coagulación (propensión a las hemorragias).

Lo que se siente durante el procedimiento

Obviamente, dado que cada persona es un mundo, las sensaciones a que darán lugar la biopsia o el aspirado de médula ósea variarán de unas personas a otras, aunque se puede decir que el procedimiento es molesto y hasta doloroso, aunque soportable. Al inyectarle el anestésico, el paciente experimentará un pinchazo y una sensación de quemazón. Cuando el médico introduce la aguja, el enfermo sentirá presión porque el médico tendrá que hacer fuerza para penetrar con la aguja los tejidos, especialmente el hueso.

Dado no es posible anestesiar el hueso y es un tejido sensible, cuando la aguja se introduzca en él el enfermo puede sentir un dolor agudo, sordo y pasajero. Por ello, es posible que se administre al enfermo un sedante que le ayude a soportar mejor el procedimiento. También experimentará un cierto dolor en la zona de punción tras el procedimiento, que normalmente cederá en unas pocas horas con la administración de analgésicos.

Riesgos del procedimiento

La biopsia o el aspirado de médula ósea se realizan en muchas ocasiones a personas que presentan afecciones relacionadas con los distintos tipos de células de la sangre. Estas personas están en riesgo de sufrir algunas complicaciones derivadas de la práctica del procedimiento:

  • Hematoma local en la zona del pinchazo: es una complicación menor que se resuelve espontáneamente en poco tiempo.
  • Sangrado en la zona de punción: es una complicación poco frecuente y que sólo sería grave en una persona con un trastorno de la coagulación, circunstancia que ya habrá sido prevista antes de llevar a cabo el procedimiento.
  • Infección en la zona de punción o en el hueso del que se ha extraído la muestra: las medidas de asepsia con las que se realiza el procedimiento hacen que esta complicación sea muy infrecuente.

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