La degeneración macular es una alteración degenerativa de la parte central de la retina conocida como mácula, que es la responsable de la visión central. Esta parte de la retina es la que permite leer, ver la televisión o reconocer las caras de las personas. Sin embargo, la visión periférica se mantiene intacta.
En la actualidad, es la principal causa de ceguera en personas mayores de 60 años. Su causa es desconocida. Se sabe que la edad del paciente es el principal factor de riesgo. Afecta a la zona central de la retina o mácula, aunque el resto de ésta se conserva funcionante, por lo que el paciente puede manejarse en la calle o en su casa incluso sin ayuda. Existen dos tipos de degeneración macular: una forma seca y otra húmeda. La más frecuente es la forma seca, la cual tiene un curso más lento con atrofia de la zona macular. La forma húmeda, por el contrario, tiene un curso mucho más rápido y el pronóstico es peor. En esta forma, se acumula líquido debajo de la mácula.
Respecto a la sintomatología característica, el paciente se queja de que ve las líneas rectas onduladas y de que ha perdido visión central. También puede notar cambios en la lectura, al ver la televisión o al mirar las caras de la gente. Si nota los objetos torcidos o la aparición de manchas negras que no cambian de posición, debe acudir urgentemente al oftalmólogo en unos días.
La degeneración macular afecta a una de cada 50 personas entre los 52 y 64 años; a una de cada diez para las comprendidas entre 65 y 74 años; y a uno de cada tres para los individuos de más de 75 años.
La degeneración macular es la segunda causa de ceguera en los países desarrollados; la primera es la diabetes. Una pérdida ligera o moderada de la visión en pacientes con degeneración macular asociada a la edad (DMAE) tiene efectos devastadores sobre su calidad de vida, ya que afecta a su capacidad para leer, conducir, caminar y en todas sus funciones normales cotidianas.