El diagnóstico del estrabismo debería llevarse a cabo lo antes posible y siempre antes de que el niño cumpla los dos años.
Se recomienda que todos los niños se sometan a un control entre los seis y los nueve meses y, en el mejor de los casos, nunca después del año de vida. Después de los dos años de edad, el tratamiento del estrabismo presenta más inconvenientes y la cirugía es poco efectiva.