El melasma es una zona de hiperpigmentación de la piel producida por diversas causas que consiste en un aumento de la melanina en las capas de la epidermis. Se manifiesta en las zonas expuestas al sol, sobre todo en la cara. Es una lesión característica de las mujeres embarazadas, en las que aparece en las mejillas y la frente de forma simétrica.
Los melasmas adquiridos pueden ser secundarios a factores externos de origen mecánico, físico, químico y traumático. Los de origen mecánico se producen por roce o fricción reiterados; los de origen físico se deben a la exposición solar; los de origen químico se generan por el uso de cosméticos y colonias bajo el efecto del sol y por tratamientos de belleza agresivos; y los de origen traumático son secundarios al pellizcamiento de la piel en los jóvenes con acné.
Otros melasmas se deben a la ingestión de hormonas (anovulatorios, terapia de reemplazo hormonal), a trastornos hormonales (tiroides, embarazo) o son secundarios a tratamientos con fármacos, como los antiepilépticos.