El uso de fármacos para la obesidad se contempla en el contexto de un programa de cambio de hábitos en la dieta y la actividad física y están indicados en personas con un índice de masa corporal superior a 30 kg/m2 o en personas con un índice de masa corporal superior a 27 siempre y cuando presenten enfermedades asociadas a la obesidad.
Está demostrado que estos fármacos son útiles tanto para la pérdida de peso como para el mantenimiento del peso perdido.
Los anorexígenos se han utilizado ampliamente en la obesidad para reducir el apetito.