8 entidades presentan la alianza para combatir la soledad no deseada

Ocho fundaciones, empresas y entidades sociales han constituido la alianza para combatir la soledad no deseada en un plan piloto en España. Forman parte de esta iniciativa: Aigües de Barcelona, Fundación "la Caixa", Capgemini España, Fundación Cellnex, la Cruz Roja, Fundación Pimec, Fundación Tecnologías Sociales TECSOS y Vodafone.

La alianza pretende diseñar e implementar de forma colaborativa con actores privados de áreas tan dispares como el ámbito tecnológico, empresarial, social, de la gestión de agua, o de las telecomunicaciones distintas estrategias, acciones, soluciones y para abordar la problemática de la soledad no deseada y el aislamiento social utilizando la tecnología al servicio de las personas para fortalecer el modelo de intervención y la protección social.

La epidemia silenciosa del siglo XXI

El aislamiento social y la soledad no deseada generada por la falta de tejido social, de apoyo continuado o de acceso a servicios comunitarios por la falta de recursos o habilidades, es una problemática social poliédrica que provoca situaciones de vulnerabilidad y riesgos en determinados colectivos, pudiendo causar efectos negativos en la salud física y mental de las personas; generando, en ocasiones, un mayor riesgo de mortalidad.

En el contexto actual, marcado por el impacto de la pandemia de la COVID-19, las medidas de confinamiento aplicadas para frenar su propagación han acentuado situaciones de aislamiento, durante largos periodos de tiempo, generando entre la población un incremento de sentimientos de soledad, angustia, miedo, bajo estado de ánimo, etc. Además, también se ha agudizado y causado un mayor impacto en la salud y el bienestar emocional de aquellas personas que ya se encontraban previamente en una situación de soledad.

De hecho, en cuanto a salud emocional, las personas usuarias del Plan Cruz Roja RESPONDE frente a los efectos de la pandemia, el 22,1% ha manifestado que ha padecido soledad de forma continuada, mientras que el 54% ha sentido miedo a la enfermedad, lo que les ha afectado emocionalmente.

La soledad no deseada es considerada la epidemia silenciosa del siglo XXI; una de las principales problemáticas sociales existentes en la actualidad y con una proyección ascendente preocupante, que afecta a varios colectivos de la sociedad y que requiere de una detección temprana, así como del diseño y la implementación de respuestas de atención y protección social personalizadas y transformadoras a diferentes niveles: individual, grupal y comunitario.  

Qué es la soledad no deseada

Es el sentimiento subjetivo y mantenido en el tiempo que surge cuando una persona siente que no puede compartir sus vivencias con alguien más o que no puede acudir a nadie cuando se encuentra en una situación en la que está en riesgo su vida, seguridad o bienestar. 

Se trata de una problemática social poliédrica, en la que intervienen diversos factores condicionantes y que provoca situaciones de vulnerabilidad en las personas afectadas, lo que puede tener efectos negativos en la salud física y mental de las personas y generar, en ocasiones, un mayor riesgo de mortalidad. Algunos de los factores condicionantes de este sentimiento son: la persona (personalidad, estado de salud, educación, ingresos, género…), el entorno físico (barreras arquitectónicas dentro y fuera del domicilio, accesibilidad…), la red social (funcionalidad social, vínculos, relaciones, jubilación, viudedad…), o la cultura y sociedad (políticas sociales, sociedad, modulación de la soledad recursos, apego, comunidad, …) .

Algunas de las consecuencias de la soledad no deseada pueden ser de índole: física (tensión muscular, enfermedades), psicológica (dificultades cognitivas, trastornos del estado de ánimo), social (pérdida de interés o dependencia), ocupacional (bajo rendimiento).

También puede provocar situaciones de aislamiento social, en las cuales existe una carencia o inexistencia de relaciones interpersonales significativas que puede resultar causa y consecuencia a la vez de una situación de soledad no deseada. Algunos de los factores que aumentan el riesgo de aislamiento social son: la invisibilidad urbana de las personas, la despoblación de las zonas rurales, las dificultades económicas y el desempleo o la brecha digital, falta de acceso a recursos y competencias digitales​ 

Colectivos y públicos objetivos

Cualquier persona puede sufrir soledad no deseada o aislamiento social, tanto en ámbito urbano o rural, pero atendiendo a determinados condicionantes, los colectivos y personas que presentan mayor vulnerabilidad son: 

  • Personas mayores, principalmente por la involución de procesos vitales, vividos a través de las pérdidas de su red social, capacidades físicas y/o mentales, así como el acceso a espacios o recursos para los que se precisan medios o habilidades digitales que implican la pérdida de su independencia y autonomía.
  • Familias monoparentales o adultos que viven solos (solteros, separados, etc.) con mayores cargas físicas y emocionales, sin el apoyo necesario para el cuidado de los hijos y del autocuidado. • Víctimas de violencia de género cuya situación las ha mantenido aisladas y necesitan reforzar la red social.  
  • Infancia y Jóvenes con escasa red de relaciones igualitarias.  
  • En paro o desempleadas de larga duración 
  • Con capacidades diferentes 
  • Con enfermedades crónicas o de larga duración, enfermedades mentales, con adicciones que impactan en la autonomía personal y en su calidad de vida.  
  • Migradas y refugiadas, por la carencia de red de apoyo social en el país de acogida y carencia de arraigo y de sentimiento de pertenencia.   
  • Afectadas por la brecha digital
  • Sin hogar
  • Reclusas o exreclusas
  • En situación de extrema vulnerabilidad

¿Cómo combatir la soledad no deseada?

La soledad no deseada y aislamiento social plantean una problemática poliédrica que requiere de una intervención a nivel individual, grupal y comunitario. Su abordaje requiere un enfoque centrado en las personas y con perspectiva de género.

Para abordar su problemática, se proponen ejecutar acciones que fortalezcan el modelo de intervención y protección social, basado en la participación comunitaria y la tecnología como herramienta facilitadora para detectar y realizar un diagnóstico de las necesidades basadas en el análisis de los datos, identificar problemas emergentes a través del análisis de patrones de actuación y ejecutar el diseño y la respuesta personalizada, a nivel individual, grupal y comunitario, más eficaces y eficientes orientadas al empoderamiento de las personas y a la autosostenibilidad de las soluciones aportadas.

Para ello, algunas de las herramientas facilitadoras utilizadas en la alianza serán: el análisis de datos, la inteligencia artificial (IA), los patrones de comportamiento, la automatización de procesos, la Internet de las cosas (IoT), la conectividad y redes 5G, la accesibilidad a recursos, las redes comunitarias de proximidad y los entornos formativos digitales.

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