"La relación entre la alimentación y la salud sexual es un tema de creciente interés, ya que nuestros hábitos alimenticios influyen significativamente en la calidad de vida sexual de hombres y mujeres. La ciencia ha demostrado que ciertos patrones alimenticios, como la dieta mediterránea, pueden mejorar la función sexual, mientras que dietas ricas en grasas saturadas y alimentos procesados pueden perjudicarla", señala el urólogo y andrólogo François Peinado, especialista en salud sexual masculina, jefe de Servicio del Centro médico-quirúrgico Olympia y del Complejo hospitalario Ruber Juan Bravo 39, con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra cada 16 de octubre.
Dieta mediterránea y salud sexual
La dieta mediterránea, caracterizada por un alto consumo de frutas, verduras, granos enteros, aceite de oliva y pescado, se ha asociado con beneficios tanto en hombres como en mujeres.
"Los hombres que siguen esta dieta tienen una menor prevalencia de disfunción eréctil, mientras que en mujeres con diabetes tipo 2 se ha visto que esta dieta reduce significativamente la prevalencia de disfunción sexual. También ayuda a reducir la inflamación y el estrés oxidativo, lo que contribuye a una mejor salud sexual y metabólica en general (Longo et al., 2020)", explica el experto.
Enfermedades crónicas y disfunción sexual
Los hábitos alimenticios que promueven enfermedades crónicas, como las dietas ricas en grasas saturadas y azúcares, están asociados con un mayor riesgo de disfunción sexual.
"Estas dietas pueden provocar arteriosclerosis, que disminuye el flujo sanguíneo no solo al corazón, sino también a los genitales, contribuyendo a la disfunción eréctil en los hombres. De hecho, la mejora en los hábitos alimenticios puede revertir algunos de estos efectos negativos, como se ha visto en estudios con animales donde una dieta saludable mejora el flujo sanguíneo y la función sexual", señala el doctor Peinado.
Obesidad y disfunción sexual
El sobrepeso y la obesidad están estrechamente relacionados con la disfunción sexual, especialmente en hombres. "Estudios han demostrado que la pérdida de peso, a través de dietas bajas en calorías y grasas, mejora la función eréctil y aumenta los niveles de testosterona en hombres con obesidad o sobrepeso. Además, la inflamación crónica asociada con la obesidad contribuye a problemas en la función sexual tanto en hombres como en mujeres, lo que hace fundamental mantener un peso saludable".
"Adoptar una dieta saludable puede reducir la disfunción eréctil"
Peinado explica que algunos nutrientes específicos, como los ácidos grasos omega-3, antioxidantes y dietas basadas en vegetales, "se han relacionado con mejoras en la fertilidad y la función sexual en ambos géneros". Por otro lado, añade que "un consumo elevado de grasas trans y carbohidratos refinados puede reducir la calidad del semen en hombres y agravar la disfunción sexual en mujeres".
En definitiva, concluye el experto: "Adoptar una dieta saludable, como la dieta mediterránea, puede mejorar significativamente la salud sexual, reduciendo la disfunción sexual y mejorando la calidad de vida sexual. Por el contrario, dietas ricas en grasas y azúcares pueden empeorar tanto la salud cardiovascular como la sexual, resaltando la importancia de una alimentación equilibrada".