Con la llegada del mes de septiembre, se inicia el nuevo curso escolar. Miles de niños y niñas acuden a sus centros educativos para afrontar un nuevo año de estudio en las aulas. Sabemos que entre esos miles de niños existe un porcentaje de menores que tienen una enfermedad reumática. Debemos ser conscientes, por tanto, de la importancia de concienciar sobre esta realidad para atender y, sobre todo, entender de manera adecuada sus necesidades cuando surge un brote de la enfermedad reumática en el niño o la niña.
La sensibilización a la población, como recuerdan desde la Sociedad Valenciana de Reumatología, es una herramienta fundamental para concienciar sobre cómo una enfermedad reumática puede afectar a una persona en las distintas etapas de su vida. En ocasiones, cuando hablamos de enfermedad reumática se asocia equívocamente a pacientes de edad avanzada, pero nada más lejos de la realidad, porque las enfermedades reumáticas no son solo una cosa de adultos.
Entre la población infantil y juvenil también existe incidencia de las enfermedades reumáticas. Una de las enfermedades reumáticas más comunes entre la población más joven es la artritis idiopática juvenil (AIJ). Se trata de una enfermedad inflamatoria que impacta sobre las articulaciones del cuerpo, aunque puede afectar a otros órganos con el consiguiente riesgo para el desarrollo del niño o niña.
La aparición de estos primeros síntomas de la artritis idiopática juvenil suele suceder antes de los 16 años. Signos característicos como la hinchazón de las articulaciones del niño, experimentar sensación de calor en ellas o incluso dolor deben hacernos estar muy alerta y consultar de inmediato con un pediatra, para que lo valore y derive el caso a un especialista en reumatología. Otros síntomas como tener cierta cojera, cansancio excesivo o irritabilidad igualmente pueden apuntar hacia la aparición de este tipo de artritis.
Según las estadísticas que se conocen actualmente sobre esta patología, se estima que cada año se diagnostican 10 casos nuevos por cada 100.000 niños con menos de 16 años. De este dato se extrae otro, y es que uno de cada 1.000 niños en el mundo aproximadamente padece artritis de forma crónica. Algunas recomendaciones pueden contribuir a que la estancia y adaptación de estos niños y niñas en las aulas sea más sencilla.
Usar ropa cómoda, como zapatos con velcro y ropa fácil de abrochar; evitar el peso excesivo en la mochila o tratar de moverse cada media hora son rutinas fáciles de seguir que ayudarán a sobrellevar mejor la estancia en el centro educativo. Por otro lado, es fundamental que el tutor del niño o la niña y el centro educativo estén informados de la patología del menor para que le ayuden a adaptar el trabajo que se desarrolla en el aula en caso de que sea necesario.
La colaboración y coordinación entre los padres y madres, el alumnado, el equipo docente del centro educativo y los profesionales especializados en el ámbito de la reumatología supone una pieza esencial para que los niños y niñas con artritis idiopática juvenil puedan disfrutar debidamente de su estancia en los centros donde reciben enseñanza, tratando de minimizar así las consecuencias e implicaciones que esta enfermedad puede desencadenar en su día a día en el aula.