Con motivo del Día Mundial de la Salud que se celebra mañana, 7 de abril

ANESVAD reclama que 1.000 millones de personas enfermas no caigan en el olvido

La ONGD habla de personas afectadas por las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD). Un conjunto de 17 enfermedades, prácticamente desaparecidas en países desarrollados, que solo persisten en poblaciones empobrecidas y marginadas, sin influencia política

Las ETD infectan anualmente a más de 500.000 niños/as y matan a medio millón de personas en todo el mundo.
Están presentes en 149 países, pero África concentra el 90% de la carga de morbilidad asociada a estas enfermedades.
Algunas ETD son prevenibles y otras se pueden curar. Anesvad trabaja para la prevención, el control, la eliminación y la erradicación de algunas de ellas, especialmente las de manifestación cutánea.
La ONGD inaugura una exposición fotográfica itinerante que bajo el título de "La piel de África", busca llamar la atención sobre el impacto de estas enfermedades.

Una de cada siete personas en el mundo, el equivalente a 1.000 millones de personas, sufre una o más de una Enfermedad Tropical Desatendida. Un conjunto de 17 enfermedades, prácticamente desaparecidas en países desarrollados, que solo persisten en poblaciones empobrecidas y marginadas. No responden al nombre de ébola o zika. No matan masivamente, ni se propagan con facilidad a los países desarrollados. No se priorizan en las políticas públicas de salud ni interesan a la industria farmacéutica, pero condicionan y mucho, la vida de miles de personas que a menudo quedan soslayadas y sin voz. Precisamente por ello, con motivo del Día Mundial de la Salud que se celebra mañana, Anesvad pone el foco en las personas que sufren úlcera de Buruli, Pián, Lepra, Oncocercosis, Chagas, Filariasis linfática, Esquistosomiasis o Tracoma, por citar solo algunas de las 17 enfermedades que luchan juntas contra la indiferencia y el olvido.

Acción común contra el olvido

Las ETD son principalmente enfermedades infecciosas que proliferan en el ambiente caluroso y húmedo de los climas tropicales y subtropicales. La mayoría son enfermedades parasitarias transmitidas por vectores, agua contaminada o suelo infestado por huevos de gusanos. 149 países son endémicos de alguna de ellas, al menos 100 de dos o más y en 30 impactan seis o más, pero es el continente africano el que concentra el 90% de la carga de morbilidad asociada a ellas. Si bien no son especialmente letales, anualmente infectan a más de 500.000 niños/as y matan a medio millón de personas. Al menos el 70% de los años de vida ajustados por discapacidades debido a las ETD se dan, además, entre menores de 15 años.

Se las considera "desatendidas" porque han desaparecido progresivamente de numerosas regiones del mundo en las que las condiciones de vida, higiene y saneamiento han mejorado, y solo persisten en poblaciones empobrecidas, vulnerables y olvidadas del planeta, con los sistemas de salud y la Cobertura Sanitaria Universal más frágiles. Sin influencia política y poca atención. Esto hace que además de ser olvidadas, sean silenciosas, ya que quienes las sufren no disponen de mecanismos para alzar su voz. Debido a ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en la necesaria acción común para reducir el impacto global de las ETD, y en su 66º Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en 2013, aprobó la resolución WHA66.12 para generar un nuevo impulso en la lucha contra las ETD. Se busca con ello prevenir, controlar, eliminar e incluso erradicar algunas de estas enfermedades a través de intervenciones planificadas e inversiones que mejoren la salud y el bienestar social de la población en muchos países. No en vano, las ETD reducen de manera permanente el potencial humano, manteniendo a más de 1.000 millones de personas sumidas en la pobreza, y suponen por tanto una enorme carga económica para los países endémicos. Algunas de estas enfermedades disminuyen sobremanera la productividad económica de adultos jóvenes. Otros entorpecen el crecimiento y desarrollo cognitivo de los/las niños/as. Todas ellas causan gran sufrimiento humano, con problemas frecuentes de estigmatización y discriminación. La mayoría de ellas causan ceguera, debilidad, deformidades o amputaciones. Un sufrimiento que a menudo es invisible.

El objetivo planteado, aun siendo ambicioso, es posible. Algunas ETD se pueden prevenir y otras se curan. Existen entre las 17 enfermedades buenas candidatas para ser controladas de manera efectiva y, en algunos casos, para ser eliminadas e incluso erradicadas. Para ello, se estima necesaria una inversión de 18 mil millones de dólares para el periodo 2015-2020, siendo ésta de 4.500 si se excluye el control de vectores, lo que equivale a unos 750 millones anuales. El control de vectores se antoja, no obstante, como una prioridad a medida que las enfermedades que se propagan por arbovirus se extienden a nivel mundial fruto de la urbanización no planificada, el movimiento de la población y el cambio climático.

Para 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), aprobados en 2015, se proponen también "poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles". Un impulso más.

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