Aún no hay evidencia suficiente para avalar el uso de cannabinoides para el tratamiento de trastornos mentales

Sigue habiendo evidencia insuficiente para avalar el uso de cannabinoides para el tratamiento de trastornos mentales dentro de un marco regulatorio. Un metanálisis publicado en Lancet Psychiatry, Cannabinoids for the treatment of mental disorders and symptoms of mental disorders: a systematic review and meta-analysis, ha demostrado que aún es limitada la evidencia científica disponible sobre el uso de cannabinoides para mejorar los trastornos mentales como la depresión, la ansiedad, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno por estrés postraumático (TEPT) o la psicosis.

Esta conclusión fue presentada por el Dr. Luis F. Callado, del Departamento de Farmacología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), durante su intervención en el Congreso Nacional de Psiquiatría, celebrado en Donostia.

El Dr. Callado, quien también es miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y del Instituto de Investigación Sanitaria BioBizkaia, subrayó que, "aunque numerosos investigadores han publicado estudios preclínicos y clínicos que sugieren que los fitocannabionoides tienen potencial para tratar una amplia gama de afecciones clínicas, como trastornos neurológicos y mentales dolor o cáncer, aún no hay evidencia suficiente".

"Algunos estudios han sugerido que los medicamentos a base de delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD) provocan mejoras en algunos síntomas, pero no se ha demostrado una remisión de de la enfermedad". Según el metanálisis mencionado, "sigue habiendo evidencia insuficiente para avalar el uso de cannabinoides para el tratamiento de trastornos mentales dentro de un marco regulatorio".

En este contexto, el especialista explicó que la planta Cannabis sativa es un producto natural muy complejo en el que se han descrito más de 400 sustancias químicas, de las cuales aproximadamente 70 se consideran cannabinoides. También desgranó que los componentes de esta planta han sido utilizados con fines curativos desde hace miles de años. Los dos fitocannabinoides más estudiados en el contexto terapéutico han sido el THC y el CBD.

Para entender la situación actual, según el marco regulatorio, el Dr. Callado recordó que se creó en el Congreso de los Diputados una subcomisión dentro de la Comisión de Sanidad y Consumo con el objetivo de analizar experiencias de regulación del cannabis medicinal.

"El informe que se creó de esta subcomisión recomienda al Ministerio de Sanidad facilitar el acceso a medicamentos a base de cannabis en forma de fórmulas magistrales elaboradas a partir de extractos estandarizados de la planta, siempre garantizando su calidad, seguridad y eficacia", afirmó el Dr. Callado, quién añadió que "actualmente, el acceso a medicamentos que contienen componentes del cannabis se limita a aquellos de fabricación autorizada, como Sativex y Epidyolex. El uso de otros medicamentos o compuestos a base de cannabis solo puede hacerse en el marco de ensayos clínicos o por el procedimiento de medicamentos en situaciones especiales".

Aunque algunos estudios han sugerido que los cannabinoides pueden tener potencial terapéutico en una amplia gama de afecciones clínicas, como trastornos neurológicos y mentales, el Dr. Callado insistió "en que la evidencia científica disponible es todavía limitada, especialmente en el campo de la salud mental".

De esta forma, expuso que el metanálisis publicado en Lancet Psychiatry concluye que la calidad de la evidencia disponible es baja, en particular respecto a los efectos del THC farmacéutico (con o sin CBD) en la mejora de síntomas de ansiedad en personas con otras afecciones médicas. "Se necesitan más estudios de alta calidad, con un número mayor de pacientes, para proporcionar la evidencia sólida necesaria que guíe la práctica clínica", afirmó el Dr. Callado. Además, subrayó "la necesidad de que tanto los médicos como los pacientes adopten un enfoque cauteloso en este ámbito".

Finalmente, el especialista subrayó que los futuros estudios sobre cannabinoides "deben realizarse mediante ensayos clínicos aleatorizados con un número elevado de pacientes y comparando los cannabinoides con los fármacos actualmente disponibles, para obtener conclusiones más sólidas y claras sobre su eficacia".

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