El trauma generado por la DANA en niños puede multiplicar por tres el riesgo de que desarrollen un trastorno mental grave en la adultez

El estrés postraumático tiene el potencial de provocar alteraciones neurobiológicas en cerebros aún en desarrollo

Según datos de la ONG Save the Children, son casi 164 000 los menores que residen en los municipios afectados por la DANA que azotó al litoral valenciano a finales de octubre, de los cuales más de 71 000 viven en los municipios más castigados por las inundaciones. Muchos de ellos habrán perdido en la tragedia a algún familiar, amigo o conocido. Y otros muchos tuvieron que vivir en primera persona situaciones dramáticas la tarde-noche del pasado 29 de octubre, cuando las abundantes precipitaciones y la riada provocada por el desbordamiento de varios barrancos inundó en cuestión de minutos las calles de varios municipios, provocando más de doscientas muertes.

"Para el cerebro de los niños este tipo de situaciones es un mal asunto, ya que hay mucho desorden y destrucción a su alrededor, se ven en peligro de muerte o son testigos de muertes. Todo esto constituye un factor de riesgo muy grande para desarrollar un trastorno de estrés postraumático (TEPT)", ha explicado el doctor Benedikt L. Amann, psiquiatra fundador del Centro Forum Research Unit, perteneciente al Grupo de Investigación en Salud Mental del Instituto de Investigación del Hospital del Mar de Barcelona.

Durante su ponencia ‘Relación del trauma infantil y el trastorno mental en adultos', enmarcada en el programa de las IV Jornadas Cívico-Militares de Psiquiatría y Salud Mental, organizadas por el Ministerio de Defensa, la Sociedad Española de Psiquiatría Clínica (SEPC) y el Hospital Central de la Defensa (HCD) Gómez Ulla de Madrid, y que han sido inauguradas esta mañana por la ministra de Defensa, Margarita Robles, el experto ha destacado que en una situación similar a la provocada por la DANA, las inundaciones en Alemania del verano de 2021, que causaron 183 muertes, la prevalencia del TEPT en niños se situó entre el 20 % y el 30 % en el primer mes tras el evento, unos porcentajes que se mantuvieron bastante estables hasta un año después de la tragedia.

Según el doctor Amann, uno de los grandes riesgos del trastorno de estrés postraumático en niños y niñas es que tiene el potencial de provocar alteraciones neurobiológicas en cerebros aún en desarrollo. "Sabemos que el TEPT provoca cambios a nivel de estructura: la amígdala se hace más grande y regiones como el córtex prefrontal disminuyen de tamaño. A nivel funcional, si hacemos una resonancia magnética, sabemos que hay mucha actividad en el sistema límbico, en la amígdala, en el hipocampo, en las regiones responsables de las emociones; y, sin embargo, una hipoactividad en regiones del córtex, sobre todo del córtex prefrontal, de forma que hay un desequilibrio a nivel funcional y estructural en zonas cerebrales que hay que intentar revertir con terapia", ha afirmado.

Revertir los efectos del TEPT en el cerebro es "fundamental", según el psiquiatra, ya que a medio y largo plazo el trastorno de estrés postraumático constituye un factor etiológico de riesgo para el desarrollo de otras enfermedades mentales. Concretamente, según los resultados de un meta-análisis publicado en 2023 la revista científica European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience, el trauma infantil grave triplica el riesgo de desarrollar una enfermedad mental en la edad adulta. "Fundamentalmente el trauma infantil no tratado correlaciona con el desarrollo en la adultez de todo el espectro depresivo, con los trastornos de ansiedad, con el trastorno bipolar, con la psicosis, con el trastorno obsesivo-compulsivo y con los trastornos de la personalidad. Sabemos también que, para muchos niños, la única manera de sobrevivir a estas experiencias es la disociación; y que esa disociación se relaciona muchas veces en la adolescencia con el consumo de tóxicos, que muchos utilizan como una forma de "anestesiar" el dolor", ha argumentado el experto.

Para Amann, en el caso de la DANA, lo más importante en estas primeras semanas es lo básico. Es decir, limpiar las calles, crear lugares seguros, reestructurar viviendas, garantizar el acceso a agua potable y alimentos… "Cuanto más rápida llegue la normalidad, mejor para los niños", ha sostenido, que ha destacado también la importancia de mantener informados a los niños, sin ocultares información, y de validar sus emociones sin juzgarlas. Según el psiquiatra, una vez que la estabilidad y la normalidad se asienten en los municipios afectados por la DANA, será el momento de empezar a trabajar con intervenciones psicoterapéuticas focalizadas en el trauma en aquellos niños que muestren síntomas de TEPT. "Entonces se podrá trabajar a nivel individual o grupal incluso, ya que todo el mundo habrá experimentado algo parecido. En ese sentido, sería una buena idea que en los colegios, conforme se vayan abriendo, se pueda pensar en ir ofreciendo terapia a niños y niñas en este ámbito seguro", ha concluido.

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