Las numerosas olas de calor que está sufriendo nuestro país este verano están provocando que algunas enfermedades se acentúen. Es el caso enfermedades venosas, cuyo exponente más conocido son las varices, que a causa del calor, producen más molestias, dolor, o incluso, incapacidad para realizar ciertas acciones empeorando nuestra calidad de vida.
El doctor Fidel Fernández, especialista en Angiología y Cirugía Vascular y presidente del CEFyL (Capitulo Español de Flebología y Linfología de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular), explica que la accion del calor produce una vasodilatación y un aumento de la permeabilidad capilar, con el consiguiente edema (acúmulo de líquidos) y dificultad del retorno venoso. Este retorno venoso hace referencia al recorrido que tiene que hacer la sangre para volver al corazón, "las arterias llevan la sangre con mucha presión y velocidad gracias a la fuerza del corazón para impulsarla, sin embargo, la capacidad aspirativa de nuestro corazón es muy débil. Además, en el caso de las piernas, dicha circulación está dificultada por la gravedad, (al estar sentado o de pié la sangre debe "escalar" hacia arriba hasta llegar al corazón)".
Para conseguir este retorno venoso, "el organismo tiene un sistema gracias al cual las venas profundas están metidas dentro de paquetes y fascias musculares (como "fundas") y disponen de válvulas que impiden su paso hacia abajo (hacia los pies) para ordenar el flujo de sangre hacia el corazón. Cada vez que nos movemos, contraemos los músculos que comprimen a las venas, y al estar ordenada la dirección del flujo por estas válvulas la sangre progresa en la dirección adecuada (hacia el corazón)", añade.
Pero no siempre funciona de la manera adecuada. El especialista señala que con el calor se produce una vasodilatación, "las venas aumentan de calibre, y por ello aumenta el edema, la inflamación, y por ende, las molestias de las varices", señala.
Por eso, afirma que aunque el calor influye de manera negativa en la patología venosa, hay que darle la vuelta a la situación y aprovechar esta época en la que "disponemos de más tiempo para realizar una vida más sana, más activa, disfrutar de ocio y deporte al aire libre, tomar más líquidos, frutas y verdura. Es el momento de los zumos, de la piscina, del deporte, de hacer una dieta más ligera y más sana". Tal y como señala, "es el momento adecuado para poner en marcha una serie de estrategias que pueden suponer un alivio para nuestra circulación". Por ello propone aprovechar la época estival para promover una "estrategia venosaludable":
- Hacer una vida más sana, cambiando los hábitos de dieta (menos calorías, menos grasas, más fibra y fruta, mayor hidratación y menos sal y aditivos). Acercarnos a nuestro peso ideal es beneficioso no sólo para nuestras venas, sino también para nuestras arterias, corazón, articulaciones,… ya que nos hará estar más activos y más jóvenes.
- Cambiar nuestros hábitos de ejercicio, andar por la playa (con los tobillos en el agua donde rompen las olas) y sobre la arena es muy adecuado, ya que combina el masaje de las olas con la acción de la bomba venosa plantar, que activa vigorosamente el retorno venoso.
- Una acción similar la podemos conseguir andando en la hierba del jardín recién regada o con un masaje aprovechando la manguera de la piscina.
- Además, hay un ejercicio muy adecuado para el retorno venoso, la natación. Durante la natación ejercitamos los músculos de todo el cuerpo, estamos en situación casi horizontal (la que mejor permite el retorno de las venas al corazón) y el agua a nuestro alrededor produce un masaje continuo con una temperatura que mejora el tono venoso.
- Aplicación de cremas de efecto frío (o masajes directamente con crema fría, metiendo cualquier tipo de crema hidratante en la nevera), ya que activa el retorno venoso y disminuye la congestión, hinchazón y cansancio de las piernas que producen el calor y la inmovilidad.
- Parar dos o tres veces al día para tumbarse con los pies en alto, sobre algunos cojines o sobre los apoyabrazos del sofá, ya que, gracias a estos descansos, el edema sufrirá menos y no tiene que aguantar todo el día. El placer de disfrutar de una hamaca o una tumbona es, además, un alivio para nuestras venas y nuestras piernas.
- En el caso de las embarazadas se deberán extremar estas medidas, ya que el calor, junto con las modificaciones del embarazo (influjo hormonal, compresión del bebé dentro de la pelvis, aumento del peso, relajacion de la musculatura lisa…), aumentan la aparición de las varices. No obstante, en la mayoría de los casos, sobre todo cuando se ha realizado una buena profilaxis, estas molestias remiten unos seis meses después del parto.
En la mayoría de casos, gracias a estas medidas y cuando termine el verano las molestias remitirán, sin embargo, si tras seguir esta pautas las molestias siguen en aumento o surge alguna duda "es importante acudir al cirujano vascular para que valore la situación de cada paciente, y pueda recomendar algún fármaco venotónico, o incluso valorar la opción de emplear alguna técnica conservadora o quirúrgica".
En general, se suele recomendar posponer estas técnicas al otoño, sin embargo, el especialista asegura que no hay ninguna contraindicación absoluta para hacerlo en estas fechas, aunque habitualemte, "el tratamiento lo solemos posponer porque tras la operación es recomendable el uso de medias de compresión", y como en verano su uso es más incómodo, se espera a que las temperaturas se normalicen. No obstante, en algunos climas, como en el trópico, no existe dicha alternancia de estaciones, y siempre es estación cálida, o en algunos casos las circunstancias personales, laborales o individuales modifican la tónica general. Asímismo, aunque sea verano, si surge alguna complicación derivada de la patología venosa, como varicorragias (hemorragias de una variz), úlceras venosas, dermatitis… puede optarse por tratamiento en el periodo estival. Lo importante es valorar y personalizar cada caso con la ayuda del especialista", afirma.