Ejercicios moderados como caminar, pasear al perro o el yoga pueden ayudar a mejorar la vista, según las conclusiones de un estudio que acaba de ser publicado en la revista especializada Journal of Cognitive Neuroscience.
Los resultados de este experimento, realizado por científicos estadounidenses de la Universidad de California, exponen que actividades físicas de poco esfuerzo estimulan las células del cerebro responsables de procesar la información visual. "Hemos descubierto que el ejercicio de baja intensidad activa las neuronas de la corteza visual ante los estímulos externos", explican los investigadores.
Sin embargo, los psicólogos de la Universidad de California no encontraron los mismos beneficios en ejercicios más intensos, como son el running o el ciclismo de competición.
Para Patricia Guzmán, coach personal y creadora de un método pionero en España para adelgazar basado en la motivación y el amor propio llamado el "Método Ancla", las conclusiones de este estudio añaden un beneficio para la salud del ejercicio moderado muy interesante. "Ya conocíamos los beneficios del ejercicio de baja intensidad en la disminución del riesgo de enfermedades, la mejora del sueño y en el impulso del estado de ánimo pero este hallazgo añade una nueva dimensión que ignorábamos hasta el momento", explica la experta.
Patricia Guzmán defiende, además, el ejercicio moderado como una forma de disfrutar: "Yo recomiendo el ejercicio para sentirse vivo/a y libre pero no para perder peso. Lo fundamental es que sea una experiencia gratificante pues, de no ser así, puede crear una respuesta de estrés psicológico. Esta respuesta de estrés psicológico produce un aumento de cortisol e insulina, provocando que el cuerpo almacene grasa y no construya músculo", añade.
Diseño del estudio
Para realizar este estudio, los investigadores monitorizaron a 18 voluntarios con un pulsómetro inalámbrico y un encefalograma que cubría el cuero cabelludo con 64 electrodos. Mientras ejecutaban ejercicios moderados e intensos sobre una bicicleta estática y otras pruebas físicas los voluntarios recibían estímulos visuales de alto contraste. Los resultados obtenidos fueron grabados y procesados mediante un modelo computacional. Enseguida, los científicos observaron que los picos de respuesta eran mucho mejores durante ejercicios de baja intensidad en relación a ejercicios más exigentes.