Camino de Santiago viaje saludable si se realiza con precaución

El Colegio de Podólogos de Euskadi ofrece consejos para realizar el Camino de Santiago de forma segura y evitar lesiones y molestias en los pies.
Uso obligatorio de calcetines, calzado adecuado a la estación en la que se realiza o realizar examen diario de los pies al término de cada etapa son algunos de los consejos que ofrecen los expertos para llegar a Santiago en las mejores condiciones.

El Camino de Santiago, fue, junto a una vía de manifestación religiosa, una ruta de comercio internacional, que además, puso en contacto dos ámbitos económicos diferentes: El Hispano-musulmán y el cristiano-feudal. En aquella época, la peregrinación a Santiago podía ser voluntaria, pero también obligatoria, impuesta como penitencia, desde un punto de vista religioso, o penal, desde el punto de vista civil. El peregrino era de toda condición social, incluyendo desde reyes y obispos a gente del pueblo llano.

Hoy en día, si bien ha cambiado el objetivo de realizar el camino de Santiago, sigue siendo gente de todas las edades y condiciones loa que lo realizan por creencias religiosas o por hacer un turismo alternativo, saludable y económico. Sólo durante este mes de junio, 35.924 peregrinos han llegado a la Catedral de Santiago, y en los próximos meses se espera mayor afluencia, ya que es la época estival la más deseada para practicarlo.

A pesar de considerarse una práctica saludable, hay que tomar ciertas precauciones, ya que, las personas que lo realizan a pie, caminarán largas distancias a diario, por lo que "hay que hacerlo con moderación y siendo consciente de las limitaciones de cada cual", explican desde el Colegio Oficial de Podólogos de Euskadi.

Por eso, comprometidos con su objetivo de concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de cuidar los pies, proponen una serie de recomendaciones para que las articulaciones sufran lo menos posible:

Preparación previa

  • Tendremos que ser conscientes de nuestro peso corporal, y si es excesivo es recomendable perder peso antes de emprender el camino reajustando nuestra dieta.
  • Los pies van a ser los grandes protagonistas de este camino, con lo que lo más recomendable es acudir al podólogo,  ya que es el más capacitado para detectar alteraciones funcionales y estructurales, que puedan dificultar la marcha y pueda ofrecernos el mejor tratamiento posible en caso de necesitarlo.
  • Entrenar meses antes, con etapas cortas al principio de unos 5 km al día que nos ayuden a comprobar nuestro estado físico. Aumentaremos las distancias progresivamente de semana en semana o cada dos, en base a nuestra capacidad de respuesta, dejando periodos de descanso. Esto nos ayudará a programar las distancias diarias a recorrer en el camino.
  • Es aconsejable realizar este trabajo con el mismo calzado que vayamos a usar, para detectar puntos dolorosos o de fricción.
  • Nunca usar calzado nuevo, ni muy desgastado ni deformado, ya que este último disminuye la estabilidad del pie y al caminar tantas horas seguidas aumentará el riesgo de lesiones.
  • El tipo de calzado dependerá del terreno y del clima. Elegiremos botas para terrenos irregulares y climas adversos, ya que la caña de la bota estabiliza el tobillo y la membrana impermeabilizante mantiene el pie seco. Para climas cálidos y  perfiles regulares sin muchos desniveles es más recomendable el uso de zapatilla tipo trekking, ya que permiten mayor libertad de movimiento del tobillo.

Durante el camino

  • Lo más importante es mantener los pies limpios y secos.
  • Antes de empezar la marcha no conviene ducharse con agua muy caliente ni durante mucho tiempo, puesto que así maceramos la piel y queda más expuesta a posibles lesiones.
  • Tras el aseo del pie hacer un minucioso secado interdigital, dorsal y plantar.
  • Revisar las uñas, si están muy largas recortar, pero nunca en exceso y en la medida de lo posible, en recto.
  • Para evitar ampollas se puede aplicar una fina capa de vaselina pura a modo de segunda piel o cremas antirrozaduras, antes de ponerse los calcetines.
  • Siempre vestir los pies con calcetines apropiados, sea la época del año que sea. Actualmente existen en el mercado calcetines sin costuras, transpirables que no retienen la humedad y de secado rápido, que se adaptan perfectamente a la superficie del pie para evitar arrugas.

Después de cada etapa

  • Revisar los pies al descalzarse.
  • Tras la ducha o aseo personal: minucioso secado, hidratar los pies  y realizar las curas de las lesiones detectadas:
    • La lesión estrella es la ampolla o flictena. Si es asintomática, podremos aplicar povidona yodada y taparla con un apósito. Si es dolorosa, está sobreelevada o inflamada habría que drenar el líquido seroso mediante una punción con aguja estéril, nunca cortar la piel sobreelevada.  Rellenar la lesión con la povidona yodada y cubrir con un apósito.  También se puede recurrir a los apósitos hidrocoloides que hacen el efecto de segunda piel.
    • Otra lesión muy típica es la aparición de hongos, que evitaremos manteniendo a raya la humedad.
    • Al caminar tanto tiempo y en ocasiones con suelo irregular es habitual sufrir un esguince, que requiere crioterapia, elevación y reposo, entre otras.
  • Es altamente recomendable cambiar el calzado después de cada etapa. Un calzado más liviano que deje al pie airearse después de tantas horas encerrado. Las sandalias tipo trekking, con sujeción en el talón son las más adecuadas.

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