Cara y contracara de una madre trabajadora en España

Las mujeres ocupan un lugar clave en la vida de las empresas. No todas consiguen llegar a cargos directivos ni tampoco todas los desean, pero sí es claro que contribuyen a formar equipos de trabajo más heterogéneos y diversos.
Aquellas que son madres se replantean su lugar en el mundo del trabajo. Sienten que no van a poder desempeñar bien ambos roles. Muchas, en la primera etapa de vida de sus hijos, eligen una mayor dedicación a ellos. Una vez que crecen deciden invertir nuevamente al desarrollo profesional.
Cuando cuentan con el apoyo de sus parejas, muchas mujeres buscan trabajar fuera del mundo corporativo para ganar mayor flexibilidad horaria. Otras, por necesidad, vocación o motivación personal toman el reto de equilibrar su carrera profesional con su rol de madres.
El amor y el trabajo son dos pilares fundamentales para la salud mental del ser humano. Sabemos de  la importante función del amor en la evolución de la humanidad, pero también del trabajo en el hecho de vincular al individuo con la realidad. Las mujeres están en busca de un equilibrio entre ambos pilares. Poder apoyarse en la pareja, en la empresa, en la familia y, en definitiva, en la ayuda extra es fundamental para que las madres encuentren bienestar y satisfacción. No pretender ser las mejores madres, organizadoras de la casa, profesionales o esposas es una buena fórmula para equilibrar todas las variables.

No hay una respuesta exacta. Todas son distintas, ni mejores ni peores, sólo distintas. La clave está en el autoconocimiento y la capacidad de poder conectarse con el propio deseo. Por supuesto, toda decisión conlleva una renuncia. Muchas no podrán buscar a sus hijos todos los días en el colegio, y tal vez ni lo deseen, pero sí sentirán que están presentes al 100% al volver a casa. Otras no podrán ser directoras ni llevar una gran retribución a la casa, pero sí podrán tener un trabajo que les permita pasar más tiempo con los hijos.

Muchas empresas están colaborando para hacer la vida más fácil a las madres que apuestan al mundo corporativo. Incorporan buenas prácticas para alcanzar una mejor conciliación entre la vida laboral y familiar de sus empleados. Las guarderías, las políticas de home office, las licencias extendidas, hacen que muchas de ellas transiten los primeros años de vida de los hijos con más tranquilidad. Las organizaciones que adoptaron estas políticas confirman que el resultado se traduce en empleados más motivados, comprometidos y con un alto rendimiento. Es un camino que empieza a vislumbrarse como posible para las empresas y que siembra el valor del cuidado de las personas como el principal capital de las mismas.

La otra cara de la moneda

El nacimiento de nuevas autónomas, emprendedoras que se lanzan a la aventura de crear su empleo, ha venido emparejado con el incremento de consultas relacionadas con el estrés y otros problemas vinculados a la gestión emocional derivados de esta actividad.

España es el país de Europa donde más ha crecido el emprendimiento por la obvia razón de la existencia de una desorbitada tasa de desempleo. Gran parte de este crecimiento está relacionada con el perfil de la "emprendedora forzosa", caracterizado por una madre de familia o bien una jefa de hogar monoparental  que ha decidido crear su propio modo de vida ante la imposibilidad de encontrar trabajo asalariado. Sin embargo, nadie ha preparado emocionalmente a estas audaces para la montaña rusa de tribulaciones y dificultades a la que se van a enfrentar. Podemos preguntarnos ¿qué tipo de conciliación podrá llegar a tener esta madre?

Según Verónica Rodríguez Orellana, Directora del Coaching Club: "En Coaching Club sabemos de primera mano cuáles son las dificultades por las que atraviesa una madre autónoma. Obsesionarse con la búsqueda de clientes, conseguir salir adelante día tras día, la exposición a la que se encuentran sometidas, la cantidad de horas de trabajo, la gestión de conflictos, picos de aumento y disminución repentina del volumen de trabajo, el cobro del trabajo y la eterna sensación de que nunca nada es suficiente; son muchos los factores que afectan a la gestión emocional de una madre emprendedora y, aunque este no está clasificado con ninguna patología, lo cierto es que afecta a 9 de cada 10 autónomas".

Esta hiperconectividad es la cara menos amable que arroja nada más ni nada menos que los siguientes síntomas:

-Hiperconectividad ( pendientes en todo momento del móvil y el correo laboral redes sociales etc.)

-Cambios bruscos de humor

-Sentimiento de Inestabilidad e incertidumbre

-Dificultad para disfrutar y desconectar

-Intenso sentido del deber e hiperesoponsabilidad

-Sueño disruptivo

-Conflictos con la pareja a causa de la poca disponibilidad

CÓMO SUPERARLOS

-Separar lo urgente de lo prioritario

-Aprender a gestionar la incertidumbre a través de alguna herramienta de gestión emocional

-Buscar una hora del día para dedicársela a uno mismo

-Estar atento a las necesidades personales

-No saltarse las comidas ni los momentos de actividad física ni los momentos importantes con la familia o los hijos

Como apoyar a una madre que recién emprende

Comprender que si bien se empieza con una gran dosis de ilusión y confianza personal, la inversión de tiempo, de formación, de dinero , será muy ardua y habrá momentos en dónde la incertidumbre y los temores se pongan de manifiesto para los emprendedores.

La familia, la pareja son un aliado excelente para un emprendedora sobre todo, para ayudarlo a poner un límite claro y afectivo entre el deber, el placer y la convivencia.

Verónica Rodríguez Orellana añade: "En nuestras sesiones de coaching enseñamos a las emprendedoras a que respeten sus tiempos personales, a gestionar sus emociones y a no comprar el discurso del líder que puede con todo y a toda hora. Un emprendedora y además madre  no deja de ser alguien que debe manejar múltiples herramientas - finanzas - logística - atención al cliente -cobros y ser un todo terreno en un país en dónde no se pone fácil el camino a quien desea emprender y mucho menos a una madre".

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