La alimentación juega un papel clave en nuestra salud. Es un hecho evidente demostrado con múltiples estudios e investigaciones. Y este rol fundamental no decae con el paso de los años, sino que incluso se acentúa. Existe una relación muy importante entre comer sano y tener un envejecimiento saludable.
Esta es una de las principales conclusiones que se ha presentado en el Simposio "Envejecimiento saludable y Nutrición", organizado por el Instituto Danone y el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IBIMIC) y en el que expertos en la materia han expuesto sus últimas investigaciones. "Esta ha sido una gran oportunidad para contar con tres ponentes de máximo prestigio científico que nos han hecho un recorrido desde aspectos clínicos y epidemiológicos que han dejado clara la relación tan importante que hay entre comer sano y tener un envejecimiento saludable", explicó el Dr. José López Miranda, jefe de Medicina Interna del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba y presidente del Instituto Danone.
La jornada, que han seguido en directo y en streaming más de 600 profesionales y estudiantes, ha contado con la presencia del Vicerrector de Investigación y Desarrollo Territorial de a la Universidad de Córdoba, Enrique Quesada, el Coordinador de la Estrategia Investigación e Innovación en Salud de la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, Javier Padillo, el director del Distrito Sanitario Córdoba Guadalquivir, Javier Fonseca, el director Médico del Hospital Universitario Reina Sofía, Francisco Triviño, y el presidente del Comité Científico del Instituto Danone, José López Miranda.
El riesgo nutricional aumenta el riesgo de discapacidad
El Dr. Leocadio Rodríguez Mañas, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe, ha explicado como el riesgo nutricional, es decir, la probabilidad de que una persona desarrolle desnutrición es un factor que sirve para predecir el riesgo de desarrollar fragilidad. "En las personas mayores esto se traduce en un mayor riesgo de discapacidad".
Además, el Dr. Rodríguez, destaca como tanto el riesgo nutricional como la malnutrición están relacionados con un aumento de los costes tanto de la atención hospitalaria como del consumo de fármacos, siendo esta una asociación incluso más evidente en las personas frágiles debido a otras comorbilidades como pueden ser enfermedades cardiovasculares, diabetes o enfermedades pulmonares.
¿Cómo debe ser una dieta para un envejecimiento saludable?
Para conseguir un envejecimiento más saludable es fundamental una nutrición adecuada y los tipos de grasas que se ingieren resultan cruciales. De esta forma, el Dr. Fernando Rodríguez Artalejo, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, ha compartido algunas de las claves acerca de cual debería ser el tipo de dieta a seguir para evitar la aparición de problemas derivados del envejecimiento.
"Cuando se produce un mayor consumo de pescado azul, con al menos dos raciones a la semana, y de aceite de oliva, mínimo dos cucharadas al día, es cuando se observa un envejecimiento más saludable", explica el Dr. Rodríguez, quien señala también cómo hay un efecto beneficioso en el consumo de pescado, tanto azul como blanco, cuando este es sometido a una fritura en aceite de oliva.
Suplementos derivados de la soja y Alzheimer
Las enfermedades neurodegenerativas son sin duda uno de los grandes problemas que aparecen con el envejecimiento. Entre ellas, la enfermedad de Alzheimer tiene unos efectos devastadores tanto en la población adulta como en sus cuidadores, lo que ha motivado que en los últimos años se hayan dedicado grandes esfuerzos para entender los mecanismos que hay tras ella y poder desarrollar estrategias y fármacos que ayuden en su control.
El bexaroteno es uno de los fármacos que se ha investigado para controlar la neurodegeneración ocasionada por el alzhéimer. "Los receptores de este fármaco son muy similares a los de la genisteína, un componente de la soja. Esto nos llevo a pensar que podría tener un efecto similar y de esta forma hacer una aproximación desde la nutrición para controlar el desarrollo de la enfermedad", afirma el Dr. José Viña, del departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia.
Tras probar primero en ratones que este componente de la soja se comportaba tan bien como el bexaroteno en el tratamiento del Alzheimer, se plantearon diferentes pruebas con personas, primero con un número pequeño de pacientes para luego plantear un ensayo clínico. "Determinamos antes y después de una intervención de doce meses varios parámetros de cognición. Los resultados que obtuvimos indican que las personas que tomaron genisteína se encontraban significativamente mejor que las que recibieron el placebo. Se demuestra así que este derivado de la soja puede tener un papel en la terapéutica para retrasar la aparición de la demencia tipo alzhéimer en enfermos afectados de deterioro cognitivo leve", concluye el Dr. José Viña.