Como cada año, el 19 de octubre se dedica al cáncer de mama. Éste representa casi un tercio de todos los tumores femeninos. En los últimos años se ha registrado un paulatino incremento del índice de supervivencia llegando hasta una tasa de supervivencia global del 82,8 % a los 5 años del diagnóstico. España está por encima de la media europea y en posiciones similares a los países con las mejores cifras de supervivencia.
Sin embargo la "cara B" de estos datos es que la radioterapia o la quimioterapia, así como otros tratamientos, pueden producir esterilidad en la mujer.
Tal como afirma la doctora María Graña, especialista en fertilidad del centro Zygos, "la máxima preocupación en el momento del diagnóstico tanto de la paciente como de su equipo médico es la cura de la enfermedad pero también es importante abordar un programa de preservación de la fertilidad".
A la hora de decidir el tipo de preservación, se tendrá en cuenta la edad de la paciente, el tipo de tumor o la urgencia del inicio del tratamiento. Por ejemplo, es muy probable que se produzca esterilidad en una mujer cercana a la menopausia o un fallo ovárico temprano en pacientes sometidas a quimio o radioterapia antes de cumplir los 30 años (un 42% sufre del citado fracaso de la función ovárica).
Para poder garantizar que una mujer podrá ser madre tras superar la enfermedad, especialistas como los del equipo de Zygos recomiendan diversas técnicas orientadas a la preservación de la fertilidad:
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Congelación de tejido ovárico
Se extrae tejido antes de iniciar el tratamiento oncológico. Este tejido puede estar congelado durante 15 o 20 años y después se reimplanta en la paciente. - Congelación o vitrificación de óvulos (el más frecuente y sencillo)
Tras un proceso de estimulación ovárica, se extraen los óvulos que han madurado en ese ciclo para que éstos sean vitrificados mediante un proceso especial de congelado que garantiza la óptima conservación. Se mantienen vitrificados hasta el momento que la mujer desee ser madre. - Congelación de embriones ya fecundados
La fecundación se realiza con óvulos y semen de la pareja o con donante anónimo. Estos embriones son vitrificados y se mantienen durante años hasta que la mujer haya superado la enfermedad y tenga deseos de tener un hijo, que será cuando se implantarán en el útero.
En cualquier caso, la doctora Graña recomienda estudiar cada caso oncológico, para decidir la mejor opción y anima a las pacientes a acudir a los centros especializados en preservación de la fertilidad para recibir toda la información necesaria. También aboga por una mejor coordinación entre las unidades de oncología y las de fertilidad ya que "en ocasiones las pacientes no saben a dónde acudir para preservar su fertilidad, desorientación que se agrava por el estrés del momento".