Con la llegada de la primavera los niños realizan más actividades al aire libre. Al estar expuestos en mayor medida al sol, las probabilidades de que los niños padezcan algún tipo de problema dermatológico en el futuro crecen.
Es importante que los pequeños estén especialmente protegidos y que se les ofrezca desde muy pequeños educación sobre los hábitos de protección ante la exposición solar. Estos hábitos deben cuidarse durante todo el año, pero con especial hincapié durante los meses de buen tiempo ya que su piel es más sensible a los efectos negativos del sol.
Aunque la piel del niño es más sensible al sol que la del adulto, no todas las pieles se comportan igual ante la exposición solar. Una tonalidad clara de la piel o la presencia de pecas o lunares hacen que el pequeño sea más sensible al sol y, por tanto, necesita una mayor protección.
Evitar que los niños pasen mucho tiempo al sol, con especial cuidado entre las 12 y las 16 horas, es otra de las recomendaciones de los expertos. Además, no hay que olvidarse de proteger la piel de los pequeños en los días nublados, porque aunque no se perciba el sol, se pueden sufrir quemaduras igual que en un día con sol.
El principal inconveniente del sol es que el daño solar no se ve inmediatamente, es acumulativo ya que la piel posee memoria. Por ello, el equipo de dermatólogos del Programa Junior de Sanitas recuerda que cuidar la piel adecuadamente durante la infancia puede ayudar a prevenir enfermedades como el cáncer cutáneo en la vida adulta.
Este programas de salud de Sanitas, destinado especialmente a niños de entre 6 y 14 años, incluye una revisión dermatológica que permite detectar problemas de la piel propios de esta edad derivados de la exposición solar.