Si usted sufre fibromialgia y acude a un CAD (centro de atención al discapacitado) para valorar su grado de minusvalía, llevando consigo los documentos e informes médicos pertinentes, saldrá inevitablemente con un diagnóstico paralelo que no sólo le negará la afectación que le aqueja, sino que le adjudicará un trastorno de naturaleza muy diferente.
Existe un vacío administrativo y esta enfermedad no consta en los baremos de valoración, lo que tendrá repercusión en su diagnóstico, hasta el punto de modificarlo sustancialmente. Desde el punto de vista médico, esta actuación es sumamente irresponsable y desde el punto de vista ético, representa una violación grave de la ley moral.