El 40% de los pacientes con incontinencia urinaria tardó más de tres años en recibir el diagnóstico

Los tabúes que rodean a la incontinencia urinaria provocan que se trate de una patología  infradiagnosticada e infratratada
Las personas afectadas tienen una serie de sentimientos asociados, como la negación, y suelen achacarlo a causas externas como el trabajo o el estrés, entre otros

La incontinencia urinaria (IU) es una patología urológica que afecta al día a día de más de seis millones de personas en España. Los tabúes que hay a su alrededor provocan que esté infradiagnosticada e infratratada. De hecho, el 40% de los pacientes señala que tardó más de tres años en ser diagnosticado desde que experimentó las primeras pérdidas de orina y casi un 20% entre uno y tres años, de acuerdo a una encuesta desarrollada por la compañía especializa en higiene y salud, Essity, y la plataforma Conectando Pacientes con el objetivo de conocer el impacto de la IU en la calidad de vida de los pacientes.

"En muchos casos, no se consulta con especialistas por el temor y vergüenza que les ocasiona esta situación, achacándolo a cosas de la edad, pero, en realidad, es una clara falta de información, porque la incontinencia urinaria es un problema médico con solución", señala Carlos Lorenzo, Continence Care Advisor de la compañía en España.

Una situación que se contrapone con la actuación de los pacientes en torno a otras patologías. "El paciente cada vez está más preocupado por su salud y se interesa más por su diagnóstico. El número de pacientes "empoderados" va en aumento constante, lo que se demuestra con los más de 26.000 registros con los que contamos en la plataforma, así como en nuestros seguidores, todos ellos personas cada vez más interesadas en el mundo de la salud", advierte Carolina Hormigos, Socia Directora de Conectando Pacientes.

Algunas cifras explican mejor la magnitud del problema. Se estima que una de cada tres mujeres a partir de los 50 años y uno de cada cuatro hombres a partir de los 40 han experimentado pérdidas de orina. Estas cifras revelan que la incontinencia, con una prevalencia global del 15%, supera en número de afectados a otras patologías mucho más conocidas como la diabetes, la artrosis o la osteoporosis. De hecho, en todo el mundo, 400 millones  de personas sufren pérdidas de orina. 50 millones de ellas son ciudadanos europeos y casi 6,5 millones españoles.

Entre las soluciones estrellas elegidas por los pacientes para el tratamiento de la IU se encuentran, en primer lugar, los absorbentes o compresas (61%), seguidos de ejercicios de rehabilitación y fortalecimiento del suelo pélvico (28%) y tratamiento farmacológico (26%). La capacidad de absorción y neutralización del olor de la orina son las características más valoradas por los pacientes a la hora de elegir un absorbente.

Vencer el tabú, la asignatura pendiente

Las personas afectadas tienen una serie de sentimientos asociados, como la negación, y suelen achacarlo a causas externas como el trabajo, el estrés, etc. De hecho, el 40% de los pacientes considera que la incontinencia les afecta psicológicamente y condiciona su día a día.

La crisis desatada por la COVID-19 también ha impactado a los pacientes con IU, siendo el más perjudicado el paciente de mayor edad o frágil, al que se le ha prestado mediante consulta telemática apoyo emocional, se ha formado en cuanto a medidas higiénico-dietéticas. Los pacientes están buscando en los foros y en Internet "principalmente un lugar donde expresar sus inquietudes y preguntas en un entorno en el que se sientan acompañados por personas que estén padeciendo la misma situación que ellos, sentirse comprendidos, recibir consejos y ver que no son las únicas personas que padecen esa patología", advierte Hormigos.

Entre las asignaturas pendientes de la asistencia a los pacientes con incontinencia urinaria, destaca la necesidad de superar el tabú que aún rodea esta patología. "La incontinencia también tiene especial incidencia en los distintos ámbitos de la persona que la sufre, como son el ámbito laboral, produciendo un gran absentismo laboral, en sus relaciones sociales y sexuales, además de tener una gran carga emocional", continúa Lorenzo.

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