El verano es una estación estimulante y alegre, en la que hay más luz y la temperatura favorece un estado de ánimo positivo, ya que nos permite realizar más actividades gratificantes y compartir más tiempo al aire libre con nuestros seres queridos. Sin embargo, las temperaturas extremas propias de las olas de calor pueden afectar de manera negativa a nuestro organismo, así como a nuestro estado psicológico y emocional.
"Estudios realizados en distintas áreas de Asia, Europa, EEUU y Canadá demuestran la influencia de las altas temperaturas en la salud mental de los ciudadanos. La mayoría de los estudios, no obstante, destacan que para que se dé esa influencia las altas temperaturas deben mantenerse en el tiempo, entre 3 y 5 días como sucede en una ola de calor, ya que cuando es puntual el organismo se adapta a los cambios sin problema", afirma Ana Carolina Martínez, psicóloga y coordinadora del Centro de Rehabilitación Psicosocial de Arturo Soria, perteneciente a la Línea de Rehabilitación Psicosocial (LRHP) de Hermanas Hospitalarias.
Los datos de las investigaciones muestran en esos casos vinculados a olas de calor "un aumento de personas atendidas en dispositivos de urgencias" por cuadros que tienen que ver con la salud mental, "sobre todo en personas con antecedentes psiquiátricos, así como el aumento de tentativas de suicidio en personas con más riesgo", sostiene la experta.
Y es que el calor extremo no afecta a todo el mundo por igual, ya que bajo las mismas condiciones térmicas existen diferencias individuales en el modo en el que cada uno se adapta a estas circunstancias. En ese sentido, según Martínez, estudios recientes realizados en varios países y durante un arco temporal de una década han demostrado "que las temperaturas extremas afectan un 14% más a personas con un diagnóstico previo de salud mental". En cuanto a los trastornos que se ven más afectados por las altas temperaturas estarían los relacionados con "la ansiedad y el estrés, así como los vinculados a estados de ánimo como la depresión, entre otros".
Consejos para combatir las consecuencias emocionales del calor extremo
El calor elevado y sostenido en el tiempo propio de una ola de calor afecta a nivel emocional al disminuir las emociones positivas e incrementar las negativas "como la irritabilidad, la ansiedad, el estrés y el desánimo". Además, según la coordinadora de la LRHP de Hermanas Hospitalarias, el calor disminuye también la motivación por realizar actividades que a priori nos son gratificantes, genera apatía y reduce la calidad del sueño, lo cual afecta también a nuestro estado anímico y nuestra salud mental. "Todo ello acaba afectando, además, a nuestro rendimiento físico y cognitivo por lo que nuestra productividad disminuye con las altas temperaturas siendo menos eficaces y mostrando déficits para mantener la atención y concentración", añade.
En cuanto a las medidas para combatir dentro de lo posible las consecuencias emocionales del calor extremo, Ana Carolina Martínez aconseja poner en marcha estrategias que mejoren el manejo del calor como "realizar actividades al aire libre a primera o a última hora del día, cuando la temperatura es más propicia, evitar la exposición al sol y la práctica de deportes al aire libre en las franjas centrales del día, mantenerse hidratado constantemente, llevar ropa adecuada a la estación, evitar comidas copiosas y tomar alimentos frescos y ligeros".
Por último, la experta destaca la importancia de trabajar "la aceptación y de gestionar las emociones" de manera que seamos capaces de mantener una actitud positiva hacia el periodo estival "a pesar de sus aspectos negativos". Unas estrategias de afrontamiento que son aún más importantes si cabe en aquellos colectivos de riesgo y que muestran un mayor malestar psicológico con las altas temperaturas para "favorecer la adaptación y que el calor interfiera lo menos posible en la vida y rutina del individuo". En última instancia, y en caso de observar que la situación se agrava, Martínez recomienda "consultar con el médico o un profesional de salud mental".