El cerebro de un adolescente o niño con TDAH funciona más lento que el de uno que no padece este trastorno. En más del 70% de los niños con TDAH el indicador de velocidad de procesamiento en la prueba de competencia intelectual está muy por debajo de los niveles normales, según ha destacado José Ramón Gamo, especialista en neuropsicología infantil del Centro de Atención a la Diversidad Educativa-Centro CADE-Madrid.
Estas afirmaciones han sido realizadas durante una conferencia en la X Jornada de Actualización en Psiquiatría Infantil y Adolescente celebrada en Pamplona que lleva por nombre "Intervención en niños con TDAH: Optimizar esfuerzos entre colegio, familia y consulta". El evento está organizado por la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría (SVNP), la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), el Servicio Navarro de Salud Osasunbidea y el Centro de Salud Mental Infanto-Juvenil Natividad Zubieta. En total, más de 50 expertos en psiquiatría y psicología han expuesto las principales novedades y puntos clave en el tratamiento e intervención del Trastorno.
Durante su intervención, el especialista ha indicado que la prueba de competencia intelectual da dos indicadores del cerebro cognitivo: hemisferio izquierdo (lingüístico) y hemisferio derecho, de ámbito científico (intuición, creatividad y viso-espacial). Acto seguido realiza otras dos medidas que son memoria de trabajo (función ejecutiva) y la velocidad de procesamiento, que es lo que mide la impulsividad.
En este sentido, José Ramón Gamo ha explicado que "un niño con TDAH a nivel cognitivo presenta un capacidad normal, más o menos buena como cualquier otro niño pero a nivel ejecutivo los resultados son significativamente peores respecto de los resultados obtenidos en sus pruebas verbales o manipulativas". "Esta situación quiere decir que un niño o adolescente con TDAH tiene menor velocidad de procesamiento, lo que se da en el 70% de los casos. La corteza prefrontal del cerebro, donde se pone en marcha el cerebro consciente, se toma conciencia de las acciones y se miden las consecuencias, se activa con lentitud".
"El niño ni atiende ni obedece ni cumple los castigos porque no es capaz de procesar a tiempo esa información como debería. No activa a tiempo al director de orquesta y no es capaz de dialogar con uno mismo, frenarse, establecer metas, autoevaluarse o concentrarse cuando una situación lo requiere. En general, se dice que los niños y adolescentes con TDAH son impulsivos y en realidad lo suelen ser, pero no porque vayan acelerados en su cabeza, sino por la lentitud a la que activan su córtex prefrontal, lo que les dificulta tomar conciencia de las consecuencias a tiempo y por lo tanto no les facilita poder refrenar su conducta. Es decir, pensar antes de actuar. Porque el problema reside precisamente en esta situación, en la función ejecutiva. La corteza prefrontal del cerebro de un chaval con TDAH no se activa en los milisegundos necesarios cuando se le da una orden y no puede pensar en las consecuencias".
El sistema educativo perjudica seriamente la salud
La clase magistral, que sigue siendo una de las principales tecnologías en el proceso de aprendizaje en muchos países como España, Francia o Italia, es ineficaz, según el experto. Así, durante su conferencia ha indicado que "el cerebro solo es capaz de analizar y procesar el 30% de la información percibida verbalmente (la gente se fija en el gesto facial, gesto corporal y el contexto)".
"Cuando un cerebro no tiene información previa sobre una materia, casi el 60% de los campos de procesamiento de la información que se activan en esa fase de aprendizaje son regiones del hemisferio derecho relacionadas con la intuición-creatividad y asociadas con procesos de tipo viso-espacial. Por ello son mejores los ejemplos como vídeos o prácticas para aprender. No solo es mejor este tipo de formación práctica en niños con TDAH -que evidentemente tienen muchas dificultades para procesar la información que le verbaliza un profesor-, sino también para el resto de alumnos", ha subrayado.
José Ramón Gamo ha apostado por "un cambio metodológico en toda la enseñanza" porque, según él, "el sistema educativo perjudica seriamente la salud". Por último, ha señalado que "los padres también han de recibir formación específica para tratar a sus hijos con TDAH. Les enseñamos cuales son los modelos y estrategias para intervenir en su comportamiento y en su nivel emocional".
Sobre el TDAH
El tratamiento del TDAH (Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad) es un problema real, frecuente, y tratable que afecta aproximadamente al 3-7% de los niños, es decir, al menos un niño en cada aula podría padecerlo. Persiste en la edad adulta en el 60% de los casos. Se da en todas las zonas del mundo independientemente del cociente intelectual y es más frecuente en varones.
Los síntomas principales son dificultad para mantener una actividad, no completar los trabajos, cometer errores por descuido, ser desorganizados, olvidadizos y poco eficientes en el trabajo. Es una disfunción neurológica, que afecta a las funciones ejecutivas y a una liberación atípica de neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina. Tiene un tratamiento seguro y eficaz conocido desde hace 50 años.
EL TDAH puede cursar con o sin hiperactividad. Los más difíciles de diagnosticar son los inatentos frente a los de predominio impulsivo, que suelen debutar como niños problemáticos a nivel de conducta. Los niños que son hiperactivos no paran quietos, enredan, se levantan, interrumpen en clase, son ruidosos y hablan en exceso. Los impulsivos actúan sin pensar (poco reflexivos), interrumpen las conversaciones, tienen cambios bruscos de humor ante una frustración, se ven involucrados en actividades peligrosas...
Estos síntomas deben darse con una intensidad y frecuencia mayor a la esperable según su edad. Es importante acudir a un experto en la materia para evitar el desgaste emocional y económico familiar que conlleva un retraso en su detección.