Según un artículo publicado en Revista Española de Cardiología, la habilidad para controlar las emociones permite responder de forma más adecuada a las exigencias del entorno y reducir el impacto que las situaciones emocionalmente intensas o negativas pueden tener en la salud cardiovascular.
El control de las emociones promueve la salud cardiovascular
En este trabajo se describen los beneficios cardioprotectores que ejerce la regulación emocional (la habilidad de la inteligencia emocional que permite manejar las emociones) sobre la variabilidad de la frecuencia cardiaca.
Esta habilidad facilita el desarrollo de estrategias efectivas para reducir el impacto de emociones negativas, por lo que funciona como protector ante situaciones desafiantes e incluso da respuestas fisiológicamente más adaptativas.
Dado el carácter modificable que tiene la inteligencia emocional, la formación y el entrenamiento en este tipo de habilidades podría convertirse en una iniciativa importante para promover la salud cardiovascular.
Según explica la Dra. Ruth Castillo, investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga, "las emociones están presentes constantemente, algunas veces podemos manejarlas bien pero otras veces, especialmente si son emociones negativas y de mayor intensidad, no conseguimos manejarlas adecuadamente y pueden impactar en nuestro cuerpo. Concretamente, emociones como la ansiedad o el estrés surgen ante una situación de incertidumbre o por la anticipación de algo negativo. Por su parte, el enfado o la frustración surgen ante el impedimento para conseguir nuestros objetivos o la simple percepción de injusticia. Todas estas emociones forman parte de nuestro día a día, están particularmente presentes en el ámbito laboral y llegan a afectar de manera decisiva a nuestra salud".
"Así, ante una situación emocionalmente intensa ponemos en marcha nuestros recursos o estrategias para afrontarla: evitar el problema, obsesionarse con este o autoculparse, son, entre otras, estrategias inadecuadas que no solo no resuelven el problema, sino que perjudican seriamente nuestro funcionamiento mental y físico. Sin embargo, una buena capacidad para regular las emociones hace que pongamos en marcha estrategias que no solo nos ayudan a solucionar de manera efectiva la situación conflictiva, sino que son más beneficiosas para nuestra salud. Algunas de las respuestas fisiológicamente más adaptativas son la respiración, la relajación, la distracción e incluso la manera que tenemos de hablarnos a nosotros mismos (autodiálogo)", añade la Dra. Castillo.