Tras las últimas noticias sobre el ingreso por sobredosis de la cantante estadounidense Demi Lovato, después de varios años de lucha contra sus adicciones y de tratamientos psiquiátricos para combatir su depresión, trastorno bipolar y trastorno de la conducta alimentaria, la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) y la Fundación Patologia Dual han querido recordar que la conjunción de sufrir una adición y otro trastorno mental es una sola patología: la denominada patología dual.
Según estos expertos, el caso de Demi Lovato no es una excepción. Prácticamente la totalidad de los pacientes que acuden a consulta por un trastorno por uso de sustancias presenta otro trastorno mental, por lo que las altas tasas de prevalencia de la patología dual la convierten en un importante problema sanitario y social. "El de Demi Lovato es un caso de patología dual y es muy común entre las personas que sufren trastorno mental. Según datos del estudio epidemiológico Estudio Madrid, el 70% de los pacientes que acuden a un centro de adicciones y el 50% de los que acuden a un centro de salud mental presentan patología dual", explican.
Tabaco, alcohol, cannabis y cocaína son las sustancias más consumidas por estos pacientes, a las que hay que incluir las adicciones comportamentales, como el juego o los videojuegos. En este sentido, los especialistas hablan de una cierta vulnerabilidad genética y neurobiológica que predispone a algunas personas a desarrollar adicciones y otros trastornos mentales. Por este motivo, señalan, "desde el paradigma de la psiquiatría de precisión es necesario hacer tratamientos centrados en la persona y no en las sustancias adictivas". Desde la Fundación Patologia Dual se quiere acercar a la sociedad un mensaje científico sobre esta condición clínica: "Estas personas sufren discriminación, ya que se les culpa por su situación y se confunde adicción con vicio. Se elige consumir sustancias, pero nadie elige una adicción, que es un trastorno mental en sí misma. El hecho de que personas conocidas hagan pública su situación, ayuda a otros pacientes con patología dual y les anima a buscar ayuda y seguir luchando para tener una vida lo más próxima posible a la normalidad, a pesar de que, al tratarse de una condición crónica, en el camino de la recuperación pueda haber recaídas".
La crisis de los opiáceos
Al parecer, el ingreso de esta popular cantante se debe a una sobredosis de opioides. En la actualidad, Estados Unidos está atravesando la mayor tasa de muerte por sobredosis por opiáceos de su historia, siendo la principal causa de fallecimiento entre los estadounidenses menores de 50 años. Según un informe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), las sobredosis por opiáceos mataron a 64.000 personas en 2016 y aumentaron un 30%, entre julio de 2016 y septiembre de 2017. Una crisis, la de los opiáceos, que también está afectando a la economía del país americano, con un gasto superior a los 500.000 millones de dólares en 2015, entre costes médicos y pérdida de horas trabajadas, lo que supone un 2,8% de su PIB. Asimismo, su esperanza de vida se contrajo en 2016, por segundo año consecutivo, lo que supone una anomalía entre los países desarrollados.
Según los estudios epidemiológicos, esta población afectada padece también otros trastornos mentales de diferente gravedad y tiene mayor vulnerabilidad genética para sufrir adicción a opioides. "Fundamentalmente, los adictos a opioides presentan trastornos relacionados con el estado de ánimo: trastorno afectivo, depresión, trastorno bipolar o trastorno límite de personalidad", apuntan los especialistas. Un editorial de Anahita Bassir en el American Journal of Addiction del pasado mes de enero analiza la situación y plantea que hasta que no se haga hincapié en la patología dual, será difícil abordar correctamente la crisis de los opioides.
La epidemia de opiáceos que golpea a Estados Unidos se originó con la prescripción de medicamentos contra el dolor, que derivó en adicción a los mismos y, después, en adicción a la heroína y al fentanilo, un opiáceo entre 50 y 100 veces más poderoso que la morfina o la heroína, concebido como un medicamento contra el dolor y fabricado hoy en día de forma ilegal por narcotraficantes. "En este subgrupo clínico, los opioides mejoran no sólo el dolor sensorial, sino también el dolor emocional y la depresión", comentan.
En España, los datos oficiales sobre el consumo de opioides ilegales muestran un aumento muy leve del 0,1 ó 0,2%. Según explican los expertos, "por ahora es un problema de los EE UU, que está llegando también a Canadá, relacionado con la oferta y la demanda. Hay una oferta de opioides sintéticos de origen ilegal, fundamentalmente de fentanilo de liberación rápida, y una población clínica que sufre de dolor crónico sensitivo y emocional, que es susceptible de desarrollar una adicción, que necesita analgésicos opioides y a quien se le ha puesto restricciones para su adquisición debido al abuso escalado en el que se ve involucrada". Si la demanda existe, "es razonable preguntarse cuándo llegaran a Europa los fentanilos ilegales", concluye la SEPD.