En la actualidad, es cada vez más habitual encontrar niveles insuficientes de vitamina D, o incluso deficiencia de la misma, en la población infantojuvenil española. Pese a que en España tenemos muchas más horas de sol en relación con otros países europeos, en nuestro país los niveles plasmáticos de 25-hidroxicolecalciferol (25-OH-D o calcifediol), aunque bajos, son similares a los descritos en Europa Central o Escandinavia.
"El origen de este déficit puede encontrarse en factores tales como el incremento de la tendencia autolimitada a la exposición solar asociada a la realización cada vez más frecuente de actividades escolares y cotidianas en espacios cerrados, el escaso contenido en vitamina D de las dietas occidentales o el aumento de la obesidad en la población joven", explica el Dr. Juan Roberto Miguélez Sánchez, reumatólogo del Hospital Universitario de Móstoles, profesor asociado de patología médico-quirúrgica de la Universidad Francisco de Vitoria y autor del estudio "Déficit de vitamina D en el paciente adolescente y joven". En este último caso, la vitamina D es retenida en el tejido adiposo y, por lo tanto, las personas con obesidad muestran niveles más bajos de esta vitamina. Además, distintos estudios han evidenciado que, principalmente, los adolescentes con fuerte pigmentación cutánea y portadores de prendas que les tapan gran parte del cuerpo muestran mayor deficiencia de vitamina D.
La importancia de la vitamina D en jóvenes y adolescentes
La vitamina D juega un papel clave en la calidad de mineralización ósea durante la infancia y adolescencia. Concretamente, desempeña un papel crucial en la salud esquelética del adulto, dado que el 90% de la masa ósea se obtiene en los primeros 20 años de vida.
Del mismo modo, el mantener un nivel plasmático óptimo se ha asociado con varias funciones extraóseas, como pueden ser: regulación del desarrollo muscular y la contractilidad; disminución de la resistencia a la insulina; protección contra las infecciones por su modulación del sistema inmunitario que influye en la diferenciación y proliferación de los linfocitos T y B, en la maduración de las células dendríticas y en la activación de los macrófagos. Adicionalmente, se están llevando a cabo distintos estudios que lo asocian con una función protectora en el cáncer de colon y con una disminución -sobre todo en adolescentes y jóvenes- del riesgo de desarrollar tumores malignos relacionados con cáncer de mama, cáncer colorrectal, próstata y páncreas en la edad adulta, así como otros tipos de neoplasias. Por último, se ha comprobado que la vitamina D también podría ser un factor protector contra el desarrollo de alteraciones psiquiátricas (depresión y psicosis), especialmente en jóvenes.
Dada la importancia de la vitamina D en estas edades, los expertos proponen la necesidad de realizar controles en poblaciones de riesgo definiendo perfiles de pacientes en edad temprana. En este sentido, la población adolescente y joven es una diana privilegiada para establecer medidas de prevención a largo plazo con el fin de obtener un buen nivel de masa ósea.
En los casos en los que exista déficit de vitamina D en este grupo de edad, los expertos recomiendan: realizar una actividad física de forma más regular; aumentar en la dieta el consumo de pescados ricos en esta vitamina; exponerse al sol razonablemente y finalmente, si estos cambios de hábito no son suficientes para corregir el déficit, se recomienda tomar suplementos de vitamina D, generalmente con aporte adecuado de calcio.