XXIV Curso de Actualización en Psiquiatría, Vitoria-Gasteiz. 2-5 de marzo de 2016, Palacio de Congresos y Exposiciones Europa

El entorno de los primeros años de vida puede determinar la forma de responder al estrés en la edad adulta

El ser humano existe en la medida que interacciona con otros seres humanos; sin interacción social personal no hay vida mental, ni se vive en una realidad saludable
El ambiente familiar disfuncional, el acoso de los compañeros de clase y, en general, las experiencias de abuso en las etapas infantiles de la vida, configuran  una forma alterada de responder biológicamente al estrés que puede favorecer la aparición de algunos trastornos mentales en la infancia y en la edad adulta
En el caso de uso y abuso de drogas no todos los organismos responden de la misma manera, y esto depende de la constitución genética del individuo

Aunque los primeros días de vida de una persona parezcan intrascendentes,  el pequeño está expuesto a un ambiente que, cuando entra en interacción con los genes heredados tanto de su padre como de su madre, define aspectos de su funcionamiento biológico en muchos rasgos del temperamento; a su vez, estos rasgos temperamentales que nos caracterizan, nos llevan a buscar ambientes determinados o a provocar situaciones o conductas particulares en los demás; este último fenómeno es denominado por los especialistas "ambiente evocado", y condicionará muchas situaciones o sucesos en nuestras vidas.

De la misma forma, cuando nos exponemos a ciertas situaciones de estrés, el organismo responde de manera específica en cada uno de nosotros, lo cual suele relacionarse con una conducta concreta y, a veces, con el desarrollo de una enfermedad. Este último fenómeno es denominado por los especialistas "interacción gen-ambiente", y puede depender tanto de los genes del sujeto como de las experiencias vividas muy tempranamente y que pueden quedar  fijadas en nuestro ADN por mecanismos llamados epigenéticos, capaces de modificar la expresión de nuestros genes sin cambiar la secuencia de nuestro ADN.

Estas son algunas de las cuestiones que tratará la Dra. Lourdes Fañanás Saura  durante su ponencia en el Curso de Actualización de Psiquiatría que está teniendo lugar estos días en Vitoria-Gasteiz.

Investigadora del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona (IBUB) , y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud mental (CIBERSAM), del Instituto de Salud Carlos III, la Dra. Fañanás desarrolla distintas investigaciones destinadas a comprender estos complejos mecanismos que parecen explicar una parte importante de las características más complejas de los seres humanos, incluidas distintas patologías mentales; "nuestros genes contribuyen a hacernos ver el mundo que nos rodea de una manera determinada en cada individuo, con pequeños matices que nos hacen diferentes, por ejemplo, respondiendo a circunstancias de peligro aparentemente similares";  "esto es así, porque nuestro cerebro percibe el peligro de manera muy rápida y , en gran medida, influenciado por algunos rasgos biológicos que dependen de la constitución genética de cada uno de nosotros"; "la evolución nos ha hecho genéticamente sensibles al ambiente para que podamos integrar la información esencial de nuestro medio social e identificar adecuadamente tanto el peligro, como las situaciones ventajosas o de protección".

"Es tan importante el ambiente", advierte la investigadora, "que durante la infancia el ser humano es capaz de proteger al niño de manera innata, evitando que esté expuesto a situaciones que puedan resultar perjudiciales para él dejando una huella biológica, "epigenética", que lo sensibilizará para responder al ambiente posterior".

El ejemplo más claro es el caso de las drogas, donde existe una influencia de los genes de cada persona a la hora de buscar o evitar el contacto con determinadas sustancias. Tal como subraya la Dra. Fañanás, "una vez el sujeto llega a ese factor ambiental, como puede ser el cannabis, los elementos de esa droga entran en contacto con el organismo y ese organismo los va a recibir y va a responder a esa sustancia dependiendo de la constitución genética del individuo". También es la genética la que determina si la persona desarrollará una adicción en un futuro. A veces es trascendental conocer la biografía familiar e identificar algunos problemas que ya han surgido en personas de las que hemos recibido una parte importante de nuestra dotación genética, evitando las situaciones de riesgo.

Pero esto no ocurre solamente con las drogas, los genes subyacen a muchas funciones mentales que determinan los estilos de vida saludable, desde la alimentación hasta la predisposición de una persona a hacer deporte;  tal y como recuerda la Dra. Fañanás  "el ser humano existe y tiene una identidad en la medida que interacciona con otros seres humanos; sin interacción social no hay vida mental saludable".

Si el fenómeno natural de interacción entre los genes y el ambiente no se construye bien durante la infancia a través de las relaciones familiares, el individuo tendrá que afrontar una serie de hándicaps para adaptarse, sobrevivir y desarrollarse en plenitud y con salud mental y física; algunas personas, por su constitución genética, son capaces de reconducir algunas alteraciones biológicas que surgen como consecuencia del estrés temprano pero en otras, donde existen factores genéticos de vulnerabilidad, la exposición a estas experiencias puede ser determinante para el desarrollo de trastornos mentales.

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