Un año más, el Consejo General de Dentistas se une a la celebración del Día Mundial sin Tabaco. Y es que, a pesar de las advertencias sobre las graves consecuencias que conlleva este hábito, el número de personas fumadoras sigue siendo muy elevado. Según la OMS, el tabaco mata cada año a más de 7 millones de personas, de las que más de 6 millones son consumidores del producto y alrededor de 890.000 son no fumadores, pero están expuestos al humo de tabaco ajeno.
Los datos de la Encuesta Nacional de Salud reflejan que en España casi un 30% de la población adulta es fumadora, es decir, 11'5 millones de españoles fuman. Concretamente, existe el doble de fumadores hombres que mujeres. En cuanto a la edad, los que más fuman en España son los adultos con edades comprendidas entre los 24 y los 34 años. Por el contrario, entre los mayores de 65 años es donde se percibe un menor número de fumadores.
Con estos datos cabe destacar que, como consecuencia del tabaco, cada año pierden la vida en nuestro país alrededor de 60.000 personas. De hecho, el 50% de los fumadores muere prematuramente, con una esperanza de vida de 14 años inferior a la media.
Esto se debe a la multitud de enfermedades que provoca el tabaquismo: patología respiratoria, patología cardiovascular, patología renal, patología neurológica, además de ser un importante factor de riesgo para muchos tipos de cáncer.
Tabaquismo y salud bucodental
El tabaco también tiene numerosas consecuencias para la salud bucodental. Es el principal factor de riesgo del cáncer oral, causando 9 de cada 10 casos de esta enfermedad. En España se registran alrededor de 7.000 nuevos casos de cáncer oral al año y mueren 1.500 personas por esta causa.
Por otro lado, su relación con la enfermedad periodontal está científicamente demostrada, considerándose que multiplica entre 2 y 7 veces el riesgo de padecerla (dependiendo de la cantidad fumada y los años en el hábito de tabaquismo). Además, produce alteración del olfato y del gusto, altera la saliva, predispone a las infecciones y dificulta la cicatrización de las heridas en boca, empeora el pronóstico de los implantes, mancha los dientes y favorece la halitosis (mal aliento).