Contra todo pronóstico, y según los estudios de SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica), la prevalencia de tabaquismo en España ha aumentado un 0,5% a pesar de la entrada en vigor de la Ley Antitabaco.
Contar con un diagnóstico correcto y tener un tratamiento adecuado es fundamental para dejar de fumar. En este contexto, cuando un fumador se muestra dispuesto a intentar dejar de fumar, debería recibir toda la ayuda posible por parte de un profesional sanitario para tener éxito en su intento.
La población fumadora que padece alguna enfermedad es la que más suele abandonar el hábito de fumar por el riesgo que conlleva, pero no se ha observado que haya aumentado la motivación de la población sana para dejar de fumar.
En cualquier caso, para los fumadores abandonar el hábito no es fácil. Incluso cuando están convencidos de querer hacerlo, los tratamientos son necesarios y ayudan al paciente en un proceso cuya principal complicación es el síndrome de abstinencia, provocado por la bajada de nicotina en sangre y que origina trastornos de sueño, irritabilidad, falta de concentración y ansiedad. Los especialistas consideran que una de las mejores formas para dejar de fumar es a través de terapias sustitutivas con nicotina.
En España, el tabaco se cobra más de 50.000 vidas al año y está considerado como un factor de riesgo cardiovascular clave debido a su elevado impacto en el desarrollo de patologías cardiovasculares, como el infarto de miocardio. Además, también es una de las causas que aumenta las posibilidades de padecer cáncer y la única de desarrollar EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). En el caso del asma, es un elemento favorecedor para su desarrollo.