La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a un 1,4% de la población española y que va más allá de las lesiones que aparecen en la piel ya que es una patología que tiene otras repercusiones que no se ven.
Según explica la Dra. Carmen Brufau, jefe de la Sección de Dermatología del Hospital General Universitario Reina Sofía de Murcia, "hoy en día está considerada como una enfermedad sistémica que actúa sobre otros órganos ocasionando la posibilidad de que el paciente desarrolle otras enfermedades asociadas o comorbilidades, cuyo impacto sobre la salud puede ser incluso mayor que la afectación cutánea". La artritis psoriásica es una de las patologías comúnmente asociadas a este colectivo.
Al ser una enfermedad que provoca lesiones que afectan al órgano más visible, la piel, los afectados ven alterada su imagen lo que hace que casi 6 de cada 10 pacientes reconozcan que esta enfermedad tiene un impacto palpable en su autoestima, y que entre el 32% y el 60% de pacientes con psoriasis moderada grave padezca depresión.
Por otro lado, según explica la experta, "hay estudios que demuestran que, principalmente en el grupo de pacientes con psoriasis moderada y grave, hay un mayor porcentaje de fumadores, las tasas de consumo de alcohol son más elevadas y la obesidad es más frecuente, lo que empeora considerablemente no sólo su calidad de vida sino sus expectativas".
Todo esto, "sumado a la alteración de los lípidos sanguíneos, la hipertensión y la diabetes (una serie de trastornos asociados a la psoriasis que constituyen el llamado síndrome metabólico), el riesgo de que sufran eventos cardiovasculares es mayor", añade la Dra. Brufau.
La experta señala la importancia de que los pacientes sean muy disciplinados y se tomen en serio su enfermedad. Además, traslada la necesidad de que el tratamiento sea integral, de forma que no solo se dirija a mejorar las lesiones de la piel, sino también a las mencionadas comorbilidades.