La sordera de un niño, por lo general, no se puede evitar, sin embargo, sí es posible disminuir sus consecuencias si se diagnostica y trata a tiempo. Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), 5 de cada 1.000 recién nacidos sufre algún tipo de deficiencia auditiva. Si hablamos de hipoacusia severa o profunda la incidencia es de 1 por cada 1.000. Se trata de un importante problema sanitario por sus repercusiones sobre el desarrollo emocional, académico y social del niño.
Como señala el Dr. Bartolomé Scola, director de la Unidad de la Voz y Otorrinolaringología de Vithas Internacional, "el potencial discapacitante y minusvalidante de esta enfermedad se atenúa, en gran medida, con la precocidad con que se llegue al diagnóstico y se inicie el tratamiento y rehabilitación oportunos".
La sordera puede aparecer por múltiples causas, como factores ambientales, infecciones o factores hereditarios. Estos últimos son los que mayor incidencia presentan: "más de la mitad de hipoacusias severas o profundas diagnosticadas en la infancia pueden atribuirse a una causa genética".
En muchos países, entre ellos el nuestro, se han instaurado programas de cribado neonatal universal de la hipoacusia "conforme a las recomendaciones del Committee on Infant Hearing, de 2007", afirma el especialista, que añade: "se establece la conveniencia de que la detección no se demore más allá del primer mes de vida y que se pueda disponer de la confirmación diagnóstica en el tercer mes para asegurar que los niños reciban el tratamiento adecuado antes de los seis meses, dado que el principal objetivo es lograr la adquisición del lenguaje hablado y el máximo desarrollo de los niños con un déficit auditivo a todos los niveles: personal, cognitivo, educativo y social". Vithas Internacional pertenece al grupo sanitario Vithas que cuenta en España con 19 hospitales y 26 centros especializados denominados Vithas Salud.
Tratamiento de la hipoacusia
Aunque hoy en día no existe un tratamiento curativo de las hipoacusias neurosensoriales, como apunta el Dr. Scola "se pueden aplicar medios de tratamiento que, de forma paliativa, son capaces de promover la percepción auditiva y hacer que cambie radicalmente la evolución natural que seguiría el niño sin tratamiento alguno".
Los sistemas empleados básicamente son los audífonos y los implantes cocleares: "la elección de uno u otro dependerá de la intensidad de la hipoacusia, de forma que el implante coclear está indicado en hipoacusias profundas bilaterales, no paliadas eficazmente con audífonos".
El restablecimiento de la audición mediante la adaptación de los audífonos debe efectuarse lo más tempranamente posible por su influencia en la normal evolución del lenguaje. En cuanto al implante coclear, deberá llevarse a cabo durante el primer año de vida: "cuando el implante se lleva a cabo tempranamente los niños son capaces de reconocer y comprender la palabra hablada en un contexto abierto sin el apoyo visual de la lectura labial o de la gestualidad y obtener un mayor desarrollo del lenguaje hablado", señala el especialista.
Problemas asociados a un diagnóstico tardío
El diagnóstico se considera tardío cuando se establece después de los 12 meses de edad. Como afirma el Dr. Scola, las consecuencias pueden ser graves y las más frecuentes son:
- Las restricciones que se provocan en el desarrollo de la comunicación oral.
- Sin una buena base de lenguaje oral, se dificulta mucho el aprendizaje lector.
- Sin lenguaje potente y sin nivel lector, el pensamiento no puede expresarse.
- El resultado será la desigualdad socio-educativo-cultural y el aislamiento social.