En España se estima que entre 78.000 y 196.000 personas adultas conviven con el síndrome de Sjögren, una convivencia compleja que deriva en la aparición de síntomas crónicos en los pacientes que padecen esta enfermedad autoinmune, sistémica e inflamatoria. La cifra de afectados puede ser incluso mayor, ya que en España existen casos no diagnósticos. Cada 23 de julio se celebra el día mundial de esta patología para visibilizar esta enfermedad y concienciar sobre su existencia.
Según el Estudio de Prevalencia de Enfermedades Reumáticas (EPISER 2016), la prevalencia de este síndrome se sitúa en el 0,33% (IC al 95%: 0,21-0,53). Dentro de ese porcentaje, el 0,25% (IC al 95%: 0,15-0,43) corresponde al síndrome de Sjögren primario. Más allá de nombrar cifras, de enumerar casos, etc debemos ser muy conscientes de que detrás de cada caso hay una historia con sus propias particularidades, que desde la reumatología debemos de tratar médicamente para intentar que cada paciente disponga de la mejor calidad de vida posible, han afirmado desde la Sociedad Valenciana de Reumatología.
Este síndrome altera el funcionamiento normal de las glándulas exocrinas, lo que deriva en la aparición de síntomas de sequedad en distintas parte del cuerpo, como pueden ser los ojos, la boca, la nariz y, en el caso concreto de las mujeres, también en la vagina. Estos síntomas suelen ser los más habituales y frecuentes en los pacientes, aunque hay algunas personas que pueden presentar otros síntomas como dolores en las articulaciones, comúnmente en las manos, o cansancio.
En ocasiones, además, la aparición de este síndrome puede estar asociado a otra enfermedad reumática, siendo la más frecuente la artritis reumatoide. Entre las derivaciones de mayor riesgo que produce esta enfermedad es el desarrollo de un linfoma. También pueden verse dañados órganos como los pulmones, riñones, el sistema nervioso o los vasos sanguíneos.
Por esta razón, es fundamental que haya una detección precoz de este síndrome crónico. Siempre incidimos en ello, y en el caso de esta enfermedad volvemos a hacerlo. Mediante los tratamientos terapéuticos existentes se tratan de controlar los síntomas con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes. El reumatólogo debe ser el especialista médico responsable que se encargue de controlar, determinar y supervisar el tratamiento de los pacientes en cada momento de la enfermedad.
Como recomendación general, es importante que el paciente practique deporte adaptado a sus condiciones físicas y que no sea de una gran intensidad. Dentro del tratamiento complementario, la dieta puede desempeñar un papel esencial. De ahí que se aconseje incrementar la ingesta de alimentos ricos en ácidos grasos y alimentos que mantengan una buena hidratación. Se debe cuidar especialmente la higiene bucal y es conveniente llevar una botella de agua consigo para mantener una buena hidratación.
La celebración del Día Mundial del Síndrome Sjögren nos ayuda a concienciar sobre esta enfermedad y promover el conocimiento general sobre ella. Un diagnóstico a tiempo ayudará a controlar las posibles complicaciones que puedan surgir en el paciente y a paliar en cierta medida los efectos que generan sus síntomas. Ante la aparición de éstos, se debe remitir al paciente a la unidad de reumatología para determinar el alcance de la enfermedad y administrar el tratamiento más idóneo de manera inmediata.