En torno a un 25% de los pacientes diagnosticados de cáncer sufre depresión clínica

En un número muy importante de casos la depresión no será diagnosticada ni tratada
El abordaje psicológico del cáncer puede proporcionar al paciente estrategias para afrontar cada etapa con serenidad, apoyo emocional e inteligencia

El diagnóstico de cáncer es un momento muy duro en la vida de una persona y en la de sus familiares. Es frecuente que aparezca una primera reacción de shock, de incredulidad (pensamientos del tipo: "Se deben de haber equivocado") y, a la vez, de miedo. Tras recibir la noticia suele producirse un período de ansiedad y depresión. Como señala la Dra. Raquel Meizoso, directora de Clinical Psychology Unit de Vithas Internacional de Madrid, "ambas cuestiones son extremadamente frecuentes pero, muy a menudo, no se diagnostican ni tratan a pesar de que casi un 25% de los pacientes sufrirá una depresión clínica".

En estos casos es fundamental contar con ayuda profesional. "Al enfrentarnos a la posibilidad de no seguir viviendo, todo el énfasis se pone en que el cuerpo responda para maximizar las posibilidades de curarse. Cómo nos afecta, o cómo nos sentimos pasa a ser, a menudo, algo secundario", explica la especialista. Sin embargo, durante el proceso de la enfermedad surge el miedo, la angustia, el insomnio, la dificultad de concentración, el aislamiento, las fobias.

"El sentimiento de pérdida acompaña al paciente en muchos sentidos: pérdida de la salud, del rol profesional, de capacidades, de la imagen del cuerpo. Todo ello le produce reacciones de tristeza, de pena, de dolor profundo, que ocupan su psiquismo".

Por todo esto es fundamental proporcionar al paciente recursos para abordar los aspectos psicológicos del cáncer, de forma que sufra lo menos posible y cuente con estrategias para enfrentarse a los distintos momentos de la enfermedad con serenidad, apoyo emocional e inteligencia.

Apoyo social para mejorar la calidad de vida del paciente

El diagnóstico de cáncer tiene un impacto enorme en el paciente, pero también en sus familiares. Son habituales los sentimientos de rabia, enfado, así como impotencia o estrés por no poder cambiar la nueva realidad a la que se enfrenta la persona.

Como apunta la Dra. Meizoso, "una de las mejores fuentes de ayuda es el apoyo social. Las personas que cuentan con familiares, grupos de apoyo y psicoterapia tienen mejor calidad de vida".

En ocasiones se observa en la persona afectada una actitud de intentar mostrarse feliz o muy positivo para que sus familiares sufran menos. La especialista afirma que no suele ser beneficioso para el paciente, porque se queda solo, sufriendo en silencio, no puede hablar de lo que de verdad siente. "Es importante que la persona no tenga que sentirse de ninguna manera determinada, sino que pueda reconocer y hablar de sus sentimientos, sus dudas, angustias y preocupaciones con sinceridad, sean los que sean en cada momento".

¿Cuándo pedir ayuda profesional?

La Dra. Meizoso señala una serie de síntomas que, según la Asociación Americana del Cáncer, indican la necesidad de contar con ayuda profesional de forma inmediata: "Si la persona tiene pensamientos o planes de suicidio, de hacerse daño; si no logra comer o dormir de forma estable; si no tiene interés por actividades normales durante muchos días; si no logra disfrutar de cosas que antes le gustaban; si se muestra confundido; tiene dificultades para respirar; suda más de lo normal; está muy inquieto; tiene síntomas nuevos o inusuales que son preocupantes o sufre ataques de pánico".

En estos casos es urgente el abordaje psicológico. "El cáncer cambia sin duda la vida de las personas y es una experiencia muy dura a múltiples niveles, pero nadie tiene que pasarlo solo", concluye la directora.

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