Según ha alertado la Asociación Española de Pediatría (AEP), en verano se produce un repunte de las lesiones infantiles. La más frecuente y una de las que más preocupa al Comité de Prevención de Accidentes y Lesiones de la AEP son los ahogamientos, que constituyen la segunda causa de mortalidad en la población infantil y juvenil y que se podrían prevenir casi en el 80% de los casos.
La gran mayoría de los ahogamientos se registran en piscinas privadas, muchas de las cuales no cumplen con los requisitos necesarios para garantizar la seguridad de la población más vulnerable. La ausencia de un vallado alrededor de la piscina que garantice que ningún niño pueda acceder al agua sin control de una persona adulta puede evitar este tipo de accidentes.
Desde la AEP recomiendan, para evitar la elevada mortalidad infantil asociada a los ahogamientos, enseñar a los niños a nadar lo antes posible, extremar la vigilancia de los menores cuando se está en piscinas o playas y que vayan provistos de flotadores que les protejan aunque no se estén bañando.
Los nuevos deportes, sobre todo acuáticos, también están aumentando cada año las estadísticas de lesiones en los niños. La práctica de windsurfing, las motos acuáticas, las piraguas, los neumáticos u otros instrumentos hinchables o tan solo el buceo provocan lesiones graves, que incluyen el ahogamiento y lesiones musculoesqueléticas o medulares importantes.
Las lesiones, en general, se han situado como la principal causa de mortalidad infantil en Europa por encima del año de vida, superior a la ocasionada por el cáncer o por las enfermedades respiratorias. Además, estas lesiones generan importantes secuelas. Hasta el 25% de los niños y adolescentes ingresados por accidentes tendrá consecuencias importantes a nivel del sistema nervioso central como trastornos del desarrollo psicomotriz, problemas neurológicos por traumatismos medulares, musculoesqueléticos, cutáneos o psicológicos.