El cáncer de cuello de útero, o cáncer de cérvix, que celebra su día internacional el próximo 26 de marzo, es el segundo tipo más común de cáncer entre las mujeres de todo el mundo, con una incidencia de más de 604.000 nuevos casos en 2020, y una estimación de 342.000 muertes al año, localizadas en un 90% en países de ingresos bajos y/o medios.
Las previsiones para la enfermedad en el período de 2010 a 2030 revelan una tendencia ascendente en los casos, siendo mayor el riesgo para las mujeres de países con bajo índice de desarrollo, particularmente del continente africano. Se calcula que, en la actualidad, más de un millón de mujeres padecen este tipo de cáncer, aunque la mayoría de aquellas no han sido diagnosticadas aún, ni tienen acceso a tratamientos que podrían curarlas o prolongarles la vida.
Este cáncer alcanza así en África unos índices de mortalidad 10 veces superiores a los de España, donde este indicador se encuentra en 2 fallecimientos por cada 100.000 habitantes, mientras que en países de África subsahariana, como Camerún, la tasa aumenta hasta las 19 muertes. La diferencia es notable y viene dada en gran medida por programas de cribado y detección precoz puestos en marcha en los países con mayor índice de desarrollo humano que, junto con los tratamientos tempranos de la enfermedad, permiten reducir hasta en un 80% los fallecimientos.
En África, por el contrario, la detección precoz es escasa y se realiza de manera puntual, pues no existe el hábito entre las mujeres de realizarse revisiones ginecológicas periódicas debido a contar con un sistema sanitario 100% de pago. Por otro lado, la alta incidencia de VIH en el continente tiene como resultado el aumento de la población inmunodeprimida y, por tanto, aumenta el riesgo de contraer VPH (virus del papiloma humano), patología que está en el origen del 95% de los casos de cáncer de cérvix.
Por todo ello, mientras que el cáncer de cuello de útero es en Europa una enfermedad fácil de diagnosticar y de tratar, con unas buenas perspectivas de recuperación, la enfermedad representa una de las mayores causas de mortalidad entre la población femenina en el continente africano.
Campañas de sensibilización, diagnóstico temprano y tratamiento
Fundación Recover realiza desde 2018 campañas de sensibilización y cirugías terapéuticas en Camerún, con la incorporación, este año, de un nuevo centro en Costa de Marfil. Estas campañas giran en torno a un triple objetivo: sensibilizar a las mujeres sobre la importancia de realizar revisiones ginecológicas, diagnosticar con rapidez los casos positivos y suministrar tratamientos tempranos, incluida la realización de cirugías terapéuticas (conizaciones o histerectomías), con el fin de evitar su progresión.
Gracias al apoyo de cerca de 30 entidades y cientos de personas, Fundación Recover ha conseguido recaudar fondos por valor de 50.000 € y continuar así con la campaña en ocho centros sanitarios involucrados en Camerún: Djunang, Saint Martin de Porres, Obout, Saint Rosaire, Baigom, Akono, Monavebe y Mercedarios, con la incorporación del centro de Walé, en Costa de Marfil. Más de 2.700 mujeres africanas podrán acceder a pruebas de diagnóstico gracias a esta campaña.
La vacuna, clave en la prevención del cáncer de cérvix
Junto a las pruebas de cribado, los tratamientos tempranos y la transferencia de conocimiento, quizás el mayor puntal vertebrador de la estrategia de prevención contra el cáncer de cérvix sea la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH), principal causante de esta enfermedad. Así lo recoge el informe "Estrategia mundial para acelerar la eliminación del cáncer del cuello uterino como problema de salud pública" de 2020 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde se insta a vacunar con pauta completa al 90% de las niñas menores de 15 años antes de 2030, con el fin de alcanzar un umbral de incidencia inferior a 4 casos / 100.000 habitantes de aquí a finales de siglo, por debajo del cual se consideraría erradicada la enfermedad.
En África, la inclusión de la vacuna dentro de los sistemas nacionales de salud avanza lentamente. Ya está presente en países como Botsuana, Cabo Verde, Camerún, Kenia, Mauricio, Mozambique, República Sudafricana, Ruanda, Seychelles, o Uganda, si bien es cierto que la pandemia de covid-19 ha ralentizado considerablemente las estrategias de vacunación en el continente. La realidad es que, en 2020, solo el 13% de las niñas de entre 9 y 14 años a escala mundial estaban vacunadas contra el VPH. Hay aún unos 80 países, que aglutinan casi dos tercios de la carga mundial del cáncer del cuello uterino, que no cuentan con esa vacuna.