Guía para que los más pequeños adquieran buenos hábitos de limpieza bucodental

Según la OMS, más de 530 millones de niños sufren caries dental en los dientes de leche

La higiene bucodental es fundamental para nuestra salud ya que una escasa limpieza puede causar muchos problemas como la aparición de caries, gingivitis o enfermedades más graves como la periodontitis. En este sentido, los niños son el grupo con mayor riesgo de padecer caries debido a que el esmalte de sus dientes es más débil que el de los adultos, comen alimentos ricos en azúcares con más frecuencia y la mayoría todavía no se cepilla los dientes correctamente. De hecho, según la OMS más de 530 millones de niños sufren de caries dental en los dientes de leche y es una de las enfermedades más frecuentes entre la población infantil.

Por ese motivo, los padres deben concienciarse de la importancia de cuidar los dientes de los niños y enseñarles buenos hábitos de limpieza bucodental. Para ello, el equipo de los centros especializados en Ortodoncia Infantil y Odontopediatría Moonz ha elaborado una serie de recomendaciones para ayudar a los padres a conseguir que sus hijos adquieran hábitos de higiene bucodental.

Lo principal es crear una rutina para el cepillado para que se convierta en un hábito y para ello, los padres deben convertir este momento en algo divertido, acompañándolo con juegos o canciones para que así les cueste menos, y felicitarles cada vez que hagan un buen trabajo en su cuidado bucodental.

El siguiente paso es enseñarles a cepillarse bien los dientes después de cada comida. Para ello, conviene establecer un orden metódico para que así lo recuerden fácilmente. Se recomienda que primero se cepillen las muelas de arriba, después las de abajo y finalmente las piezas delanteras, siempre con movimientos de abajo hacia arriba. Una buena opción para asegurarnos de que se laven los dientes correctamente es darles un cepillo eléctrico porque son más fáciles de usar y eliminan más placa que los normales, especialmente en aquellos niños que se cepillan ellos solos.

Por otra parte, es importante saber que las enfermedades dentales pueden aparecer también en bebés y en niños que aún tienen dientes de leche. Por esa razón, los padres deben empezar a limpiar los dientes y encías de su bebé desde el primer día utilizando una gasa húmeda para evitar la acumulación de bacterias, y a partir de los 18 meses, ya podrán utilizar un cepillo adecuado para niños de esta edad. A partir de los 3 años, los niños pueden aprender a hacerlo solos poco a poco con ayuda de los padres para asegurar que lo hacen correctamente, y a partir de los 6, podrán cepillarse de manera autónoma. En cuanto a la pasta de dientes, en niños de 0-2 años se recomienda usar una pasta dentífrica con contenido menor a 1.000 ppm (partes por millón) de flúor, de 1.000-1.450 ppm de flúor en niños de 3-6 años, y a partir de los 6 años, pueden usarse pastas con 1.450 ppm, la misma cantidad que tienen las pastas de los adultos. Hay que intentar adecuar el sabor de la pasta de dientes a la que más le guste al niño para no generar rechazo por su parte.

Además de motivarles y darles buen ejemplo, la visita al odontólogo juega un papel esencial en la salud bucodental de nuestros hijos. Es conveniente llevar a los niños al dentista a partir de los 12 meses o incluso antes, para detectar cualquier problema y valorar si la higiene bucodental que llevan es correcta. Como mínimo, se debe acudir una vez el año para que el dentista compruebe que los dientes de leche salen correctamente, estudie el correcto desarrollo de los huesos de la cara y la mandíbula, y detecte cualquier anomalía en la posición de los dientes.

Por último, los padres deben limitar el consumo de dulces en la dieta de los niños a una vez por semana, ya que contribuyen a la aparición de caries. Una buena alternativa es sustituir las golosinas o la bollería por alimentos más sanos como la fruta, que es beneficiosa para la salud general y bucodental.

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Enfermedad multifactorial que se caracteriza por la destrucción de los tejidos duros del diente como consecuencia de la desmineralización que provocan los ácidos que generan la placa bacteriana a partir de los restos de alimentos.

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