Hasta un 30% de los niños sufren síntomas relacionados con el síndrome posvacacional

La vuelta a la rutina llega para todos, inclusive para los más pequeños. Después de tres meses llenos de juegos, entretenimiento y, especialmente, de libertad, hay que volver a las responsabilidades y los horarios fijos. El 30% de los niños en edad escolar sufren algún síntoma psicosomático relacionado con la vuelta al colegio, aunque solo el 8% llegan a desarrollar el llamado síndrome posvacacional, porcentajes que cada año van en aumento.

Estos niños expresan su rechazo al colegio con síntomas como mal humor, ansiedad, tristeza o apatía, trastornos del sueño y de la alimentación. "En muchas ocasiones, estos síntomas abandonan el terreno de lo conductual y se trasladan al plano físico, pudiéndose apreciar en el niño otros como dolor abdominal, vómitos, náuseas o cefaleas", explica Vanesa Guerrero del Valle, psicóloga infantil de Xanit Hospital Internacional.

Lo normal es que estas manifestaciones desaparezcan en unos días, período razonable para que el niño interiorice los cambios y se ajuste a la nueva rutina, aunque dependerá de la edad del pequeño y de la intensidad de los síntomas. A pesar de esto, la experta aconseja que, si estos perduran más de dos semanas, es aconsejable acudir a un especialista, ya que pueden existir otros problemas de adaptación, rendimiento escolar o incluso acoso.

Una de las claves fundamentales en la que coinciden todos los expertos para hacer el proceso de adaptación más llevadero es la normalización. Es decir, "no dramatizar la situación y no prestarle más atención de la que tiene". Anticipar la nueva rutina ajustando progresivamente los horarios para irse a la cama o levantarse, hacerles partícipes de la compra del material escolar y recordar a los niños lo positivo de volver al colegio, de ver de nuevo a los compañeros, los juegos en el patio, el aprender cosas nuevas, etc., son otras de las recomendaciones que dan los especialistas. "También es importante realizar actividades lúdicas después del horario escolar, así todavía se pueden aprovechar las largas tardes para ir a la playa, al parque o simplemente dar un paseo", añade la psicóloga infantil.

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