Hipócrates, considerado el "padre de la medicina", ya intuyó en el siglo IV que las personas son lo que comen y aconsejaba "que tu alimento sea tu medicina". Posteriormente, se ha investigado mucho, pero "el alimento" sigue siendo un gran aliado para el mantenimiento de la salud.
La piel es, sin duda, el espejo donde se mira el organismo y constituye el reflejo más fiel de la situación de salud. Ciertos alimentos embellecen la piel y mejoran la salud, mientras que otros se manifiestan con agresividad. Todas aquellas personas con dolencias crónicas cutáneas, como la psoriasis o la dermatitis atópica, comprueban día a día estos efectos, ya que su piel es más reactiva y responde a los estímulos alimentarios negativos de forma alarmante.
Por ello, es importante conocer qué alimentos se deben limitar en las comidas para mantener los beneficios de los tratamientos lo más prolongadamente posible. Sin duda, no todos los enfermos son iguales y un estudio personalizado de las intolerancias alimentarias sería el mejor instrumento para determinar los alimentos a limitar pero, en general, son los huevos, el tomate, la leche de vaca, los frutos secos y el pescado los alimentos que, con mayor frecuencia, se muestran responsables del empeoramiento de la enfermedad.
Por otra parte, las dietas restrictivas arbitrarias y sin comprobación médica pueden ser carenciales y peligrosas para estos pacientes, que necesitan una alimentación equilibrada en nutrientes y variada para mantener una salud óptima.