La demanda de tratamientos de fertilidad se ve incrementada en los meses de verano en un 12% en comparación al resto del año.
Según confirma la clínica de reproducción asistida Ginefiv, el descanso vacacional facilita las visitas que hay que realizar al centro para las distintas fases del tratamiento.
La edad es un factor clave para lograr un embarazo. La mujer cada vez se plantea la maternidad más tarde y por cada año que se retrasa las posibilidades de quedarse embarazada se reducen un 5%, debido a la disminución de la calidad ovocitaria y a la reserva de óvulos. A partir de los 35 años empieza a haber más dificultades para concebir y se incrementa, además, la posibilidad de que aparezcan trastornos cromosómicos en el bebé o se produzca un aborto.
Las mujeres fumadoras requieren en ocasiones más medicación con gonadotropinas para estimular la ovulación y registran tasas de implantación más bajas. En el caso de fumar mucho, hay más posibilidades de sufrir abortos, gestaciones extrauterinas, otras complicaciones como la placenta previa e incluso riesgo sufrir de menopausia precoz. En cuanto al alcohol, es recomendable reducir su ingesta y cesarla por completo durante el embarazo.
Tan perjudicial para la fertilidad es la obesidad como la delgadez excesiva. La primera se asocia a fallos en la ovulación y a un mayor riesgo de diabetes gestacional e hipertensión. Respecto al peso muy bajo, puede reducir la producción de la hormona GnRH y alterar la ovulación, así como afectar a la disponibilidad del revestimiento uterino para permitir que el embrión pueda implantarse en él.
En cuanto a la alimentación, es aconsejable consumir alimentos con alto contenido en antioxidantes (como frutas y verduras), hierro y ácido fólico (presente en alimentos como los cereales) y ácidos grasos Omega 3 (que se encuentran de modo natural en los pescados azules como el atún, el salmón, las sardinas o el marisco), ya que pueden mejorar la calidad de los óvulos.
El estrés puede bajar el nivel de gonadotropinas y aumentar los niveles de prolactina, lo que puede acabar provocando ausencia de ovulación. Además, en las mujeres que padecen un alto nivel de ansiedad y estrés, las tasas de embarazo bajan y aumentan las posibilidades de sufrir un aborto. Por otro lado, algunos fármacos afectan a la fertilidad o interfieren en los medicamentos de los tratamientos de fertilidad.
Por último, cuidar la salud sexual es fundamental. No hay que descuidar las revisiones ginecológicas anuales y consultar ante cualquier afección o molestia. Además, es conveniente informar al médico cuando se vaya a buscar un bebé, para que compruebe el estado de salud y haga las recomendaciones que considere oportunas. Asimismo, hay que acudir a él si tras un año intentando concebir un hijo de forma natural, no se consigue, para que haga las pruebas necesarias.
El hombre es el gran olvidado al hablar de fertilidad. Sin embargo, un tercio de las causas se deben al varón. Para mantener una buena calidad espermática los expertos recomiendan evitar el consumo de tabaco, ya que puede influir en la reducción de la concentración espermática y en su movilidad. Además, se debe cuidar la alimentación, controlar el estrés, reducir la ingesta de alcohol e incluso evitar el uso de ropa interior ajustada, ya que pueden debilitar el esperma.