XLVII Semana Médica-Neurológica de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao

La detección de los microinfartos de la corteza cerebral podría explicar el origen de las demencias y parkinsonismos de naturaleza vascular

"Las emergentes resonancias magnéticas de 7 teslas permiten detectar los microinfartos de la corteza cerebral y, con ello, brindan la posibilidad tanto a clínicos como a investigadores, de analizar en su justa medida su verdadero papel en la demencia y el parkinsonismo vasculares".

Esta novedosa información la realiza el profesor Juan José Zarranz, catedrático emérito de Neurología y presidente de sección de Neurología de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao con motivo del arranque hoy, en Bilbao, de la cuadragésimo séptima Semana Médica-Neurológica, organizada por esta entidad que ya cuenta con 125 años de historia.

El doctor , coordinador e impulsor del encuentro, recuerda, en relación a su ponencia inaugural dentro de este ciclo de conferencias, titulada 'Desde el ‘état vermoulu' de Pierre Marie, a la atrofia granular de Spatz, a los microinfartos en la resonancia magnética de 7 teslas, que "de manera muy general, se puede decir que son dos las lesiones principales de la patología vascular cerebral, que producen el deterioro cognitivo y el parkinsonismo: por un lado, los microinfartos de la corteza cerebral y, por otro, los infartos lagunares múltiples".

Mientras que los primeros se localizan en la parte más superficial del cerebro y son difícilmente apreciables por las pruebas de imagen disponibles actualmente en la práctica totalidad de los hospitales, los segundos, caracterizados por ser lesiones de mayor tamaño y localizadas por debajo de la corteza cerebral, se muestran con mayor claridad en las resonancias magnéticas de hasta 3 teslas de potencia, habituales en los hospitales.

"Esto ha hecho que la correlación de la clínica de los dos síndromes principales de la patología vascular cerebral, el deterioro cognitivo y el parkinsonismo, se haya orientado, de una manera probablemente sesgada, hacia los infartos lagunares múltiples, los únicos visibles en la neuroimagen básica y que, también, son los únicos que han sido tomados en consideración en la neuropatología convencional durante los últimos 25 o 30 años", valora el profesor.

Con el nuevo avance de las resonancias magnéticas de muy alto campo, 7 teslas, "valoraremos mejor las lesiones y obtendremos la explicación de algunas discrepancias que tenemos ahora en las que, por ejemplo, un paciente que tiene un deterioro cognitivo o un deterioro motor importante, resulta que tiene una resonancia magnética con muy pocas lesiones y no sabemos explicar el porqué. Y esto, probablemente, se debe a que no estamos viendo los microinfartos, que no aparecen en las pruebas de imagen actuales en nuestros centros hospitalarios".

Zarranz desgrana esta realidad a través del traslado de un concepto desde la historia al presente, algo característico en su obra, analizando la descripción, a principios de siglo, por parte del neurólogo francés Pierre Marie "del ‘état vermoulu', un tipo de patología vascular por infartos aún más pequeños que los infartos lagunares múltiples (también descritos por Pierre Marie) y limitados a la corteza cerebral. Este estado lo relacionó el neurólogo francés con la edad y el deterioro cognitivo y lo consideró más bien infrecuente. Augusta Dejerine-Klumpke opinó, sin embargo, que esas lesiones son frecuentes si se estudian los cerebros en cortes seriados. El ‘état vermoulu' pasó a la literatura científica de otros países, de la mano de Hugo Spatz, con el nombre de atrofia granular de la corteza. En las décadas siguientes, los microinfartos corticales, base patológica del ‘état vermoulu', recibieron escaso interés, sobre todo por no ser detectables en la neuroimagen básica (escáneres y resonancias magnéticas de hasta 3 teslas), hasta llegar hasta hoy, donde un nuevo avance tecnológico nos permite traerlos al primer plano médico, más de cien años después de sus primeras descripciones".

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