En la actualidad, un millón de personas en el mundo padecen cáncer de hígado, lo que convierte a esta patología en la tercera causa de muerte por cáncer. En muchos casos el cáncer de hígado es, junto al de páncreas, uno de los tipos de cáncer que más tarde se diagnostica y de los que cuentan con menos tratamientos eficaces.
El cáncer hepático se produce como consecuencia de un daño continuado en el hígado. En general, el pronóstico en cuanto al tratamiento y a la curación de este tipo de cáncer es poco alentador, ya que la mayor parte de los casos se diagnostican en fase avanzada, cuando ya no es posible aplicar tratamiento curativo.
De hecho, según han destacado los especialistas en el XXXVIII Congreso Anual de la Asociación Anual de la Asociación Española del Hígado (AEEH), tan solo el 10% de los casos de cáncer de hígado se detectan a tiempo de una potencial curación. En función de la extensión del carcinoma y de las características de cada paciente, es posible operar para extirpar el tumor, realizar un trasplante o llevar a cabo una ablación cutánea para eliminar el tumor. Del 10% de casos que se diagnostican y se tratan con estas opciones, entre el 50% y el 70% consiguen sobrevivir los cinco primeros años.
Los expertos han hecho énfasis en la necesidad de diagnosticar el cáncer hepático en su fase inicial, aunque la aplicación del cribado mediante ecografía en la población en riesgo solo se logrará cuando exista mayor concienciación sobre dos aspectos fundamentales: que el cáncer de hígado se puede detectar de forma precoz y que, si se detecta precozmente, se puede curar.