La diabetes puede derivar en complicaciones oculares

Se estima que el riesgo de ceguera en el diabético es 25 veces mayor que el de la población general.

Por ello, el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, con motivo del Día Mundial de la Diabetes, celebrado ayer, ha hecho un especial llamamiento para que las personas con diabetes se conciencien de lo imprescindible que son las revisiones periódicas, ya que la detección y el tratamiento tempranos pueden limitar la posibilidad de pérdida de visión.

Además, las revisiones periódicas no solo son útiles para detectar las complicaciones oculares de la diabetes, sino que pueden ser claves para detectar la propia diabetes. El presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, Juan Carlos Martínez Moral, resalta que "en ocasiones, los primeros signos de diabetes se descubren durante un examen ocular rutinario".

La diabetes se asocia con un grupo de problemas oculares que pueden derivar en pérdida de visión o, incluso, ceguera. En concreto, las personas con diabetes presentan un mayor riesgo de retinopatía diabética (daño a la retina causado por un inadecuado control de la glucosa durante un periodo prolongado), cataratas, glaucoma o desprendimiento de la retina.

Además de estas complicaciones, en las personas con diabetes, las fluctuaciones en los niveles de glucemia provocan cambios refractivos, que se traducen en aumentos o disminuciones de la agudeza visual. Ante un episodio de hiperglucemia, el cristalino experimenta variaciones que desembocan en miopía, con lo que el paciente tendrá dificultades para ver de lejos. Al controlar rápidamente la glucemia, se produce justo el efecto contrario.

Todos estos cambios son transitorios hasta que se alcanza la estabilización de la glucemia. Tanto es así que los cambios refractivos continuos pueden ser una señal de que la persona padece diabetes, mientras que en los pacientes ya diagnosticados a menudo reflejan un descontrol metabólico

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