La Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) considera que la jornada escolar partida mejora el rendimiento de los niños, ya que se adecua mejor a los ritmos biológicos de los alumnos, sobre todo en el caso de los adolescentes. Así lo recogen en un documento de posicionamiento que han firmado ante el debate existente en la comunidad escolar sobre las ventajas e inconvenientes de seguir un horario continuo o discontinuo. En España siempre ha primado la jornada partida, pero, sin embargo, cada vez más centros educativos abogan por implantar la jornada continua, como está ocurriendo en la actualidad en la Comunidad Valenciana.
La jornada discontinua, que ha sido la tradicional en nuestro medio, conlleva un horario aproximado de 9 a 12 y de 15 a 17 horas. Por su parte, la continua reorganiza este horario y lo concentra entre las 9 y las 14 horas, aunque el centro permanezca abierto de igual forma hasta las 17 horas. Según los pediatras valencianos, la jornada partida se puede adecuar mejor a los ritmos biológicos de los menores, ya que favorece el sueño y su rendimiento académico, sobre todo en los adolescentes.
Consideran que los horarios deben realizarse acorde al cronorrendimiento de los alumnos para mejorar su aprendizaje y sus resultados académicos, y así evitar las distracciones o la somnolencia que se pueden producir a lo largo de la jornada lectiva. "En la elaboración del horario escolar con las respectivas asignaturas se ha de tener en cuenta que los momentos de mayor atención se producen a media mañana y en horario de tarde", detalla el doctor Gonzalo Pin Arboledas, jefe de la Unidad de Pediatría Integral y la Unidad de Sueño Infantil del Hospital Quironsalud Valencia y uno de los impulsores de este documento.
Otro de los aspectos fundamentales implicados en el debate de la jornada continua o discontinua es el comedor escolar. En este sentido, con respecto a los ritmos derivados de la crononutrición, se ha de favorecer que el horario de la comida de mediodía en los más pequeños se realice de forma ideal entre las 13:00 y las 14:00 horas. Por supuesto, siempre con una dieta sana y equilibrada en todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo y rendimiento de los niños. Por tanto, la finalización del horario lectivo bajo este supuesto sería en torno a las 16:30-17:00 horas.
En la Comunidad Valenciana, al igual que en toda España, la obesidad de los menores ya es considerada muchos años una epidemia. De hecho, en torno al 30-40% de los niños y adolescentes de la región padece de sobrepeso u obesidad. "Por ello, el comedor escolar, con la implicación de toda la comunidad escolar, debe ser considerado un elemento educativo esencial, especialmente en la situación actual de obesidad infantil epidémica, por lo que debe ser una actividad formativa y de aprendizaje más", detalla el doctor Luis Carlos Blesa Baviera, presidente de la SVP.
Hay que tener en cuenta que "los hábitos nutricionales adquiridos en el ámbito escolar deben servir como elemento de transmisión a otros ámbitos, para conseguir una alimentación saludable de los niños, las familias y la sociedad en su conjunto", explica el doctor Luis Blesa.
El jetlag escolar del adolescente
Por otro lado, tras realizar una evaluación de diversos estudios, los pediatras valencianos señalan que en el establecimiento de la jornada escolar deben ser considerados los diversos factores que influyen en el desarrollo. "Durante la adolescencia se produce un retraso fisiológico de la elaboración de melatonina nocturna, lo que significa que el adolescente tiene tendencia a dormirse más tarde y, como tiene que descansar alrededor de 9 horas, se tendría que despertar más tarde. Sin embargo, con los horarios actuales, estamos generando un ‘jetlag escolar' que puede resultar perjudicial", subraya el doctor Gonzalo Pin.
En este sentido, desde la SVP se aconseja que las clases empiecen entre las 8:30 y las 09:00 horas, más aún en el caso de los adolescentes, y que la distribución del horario lectivo, con respecto a las materias cursadas, se organice según los momentos de mayor atención del alumnado. "Es conveniente que se retrase la hora de inicio del horario escolar para favorecer el sueño y el rendimiento, sobre todo en el adolescente, ya que los biorritmos en esta etapa de la vida retrasan los picos de atención", explica el doctor Gonzalo Pin.
Una decisión de consenso
No obstante, desde la Sociedad Valenciana de Pediatra destacan que en el establecimiento del horario lectivo también deben considerarse las aportaciones de todos los participantes de la comunidad educativa, por lo que la decisión de optar por una jornada continua o discontinua debe ser consensuada por todos los estamentos y agentes implicados en la educación de los menores: desde padres, madres y profesores hasta otros profesionales como pediatras, nutricionistas, sociólogos y cronobiólogos, entre muchos otros.
"Tanto la jornada continua como la discontinua presentan ventajas e inconvenientes de diversa índole, por lo que animamos a la Administración a liderar un grupo de trabajo con todas las partes implicadas para llegar al mejor consenso posible, teniendo en cuenta las recomendaciones de todos los expertos implicados, ya que sería un error obviar las enseñanzas derivadas de la cronobiología, la cronopsicología y la crononutrición.", explican ambos pediatras.