La micropigmentación de la areola y el pezón permite a la mujer que ha superado un cáncer de mama recuperar la autoestima y regresar a su vida normal

La micropigmentación oncológica permite tatuar el pezón y la areola tras una mastectomía por cáncer de mama
En el abordaje convencional, el tratamiento termina con la reconstrucción del volumen del seno
La técnica trasciende los beneficios estéticos y ayuda a mejorar el bienestar de la mujer cerrando un capítulo de su vida

La micropigmentación de la aréola y del pezón corrige las secuelas físicas y estéticas tras una mastectomía, lo que contribuye a la recuperación psicológica de las mujeres que han sufrido un cáncer de mama. Los buenos resultados obtenidos han generalizado la técnica como un servicio básico para culminar el tratamiento reconstructivo en el Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.

"Con los avances actuales, consideramos que la reconstrucción mamaria queda incompleta sin la reconstrucción del complejo areola pezón. Los beneficios a nivel psicológico y de bienestar son importantes, de modo que informamos de este servicio, que ofrecemos a través de una unidad especializada, a todas las pacientes para las que la micropigmentación pueda estar indicada" afirma Margarita Feyjoó, jefe del Servicio de Oncología del hospital madrileño.

La denominada Unidad de Micropigmentación de Sanitas Hospitales ha consolidado las cirugías de mama como una de sus principales aplicaciones, bien para recrear, bien para corregir asimetrías u otros defectos, en el complejo de areola y pezón. "Permite la completa recreación de la areola y el pezón sin que la paciente pase por quirófano. Pero también la usamos para completar las cirugías reparadoras. Hasta ahora se limitaban a devolver el volumen del seno pero los avances en los últimos años convierten el tatuaje y coloración en una parte más, en un elemento básico" explica el doctor Germán Blanco, Jefe del servicio de Cirugía Plástica del Hospital Sanitas la Moraleja.

La micropigmentación consiste en introducir color en la primera capa de la piel –epidermis- y en la aportación de diferentes texturas, colores y formas para crear una areola y un pezón según las características del pecho de la paciente. Se trata de un proceso sencillo con una duración de entre 2 o 3 horas de media. Primero se aplica una base de pigmentos inorgánicos muy similares a los colores de la areola del pecho contrario. Después, se añaden los detalles en cuanto a forma y textura. Por último, si el pezón no está reconstruido se crea uno a través de los diferentes colores con efecto 3D, lo que consigue mayor naturalidad y realismo en el resultado final. En aquellos casos en los que se micropigmentan ambas mamas, se elige un color acorde con el tono de piel de la mujer y sus indicaciones acerca del color original de sus areolas.

Desde su puesta en marcha en 2012, la Unidad  de Micropigmentación de Sanitas Hospitales ha dado acceso a esta técnica a un total de 54 pacientes. "Va mucho más allá de criterios estéticos. El efecto psicológico que crea un método tan sencillo facilita una recuperación mejor y más rápida" enfatiza la doctora Margarita Feyjoó.

"El efecto es tan real que no reparas en él, además pasa totalmente desapercibido, es muy natural" cuenta una de las pacientes actuales de la Unidad. Se trata de Eva, que se ha sometido recientemente a una reconstrucción mamaria tras superar un cáncer de pecho. En su caso la micropigmentación ha favorecido "una vuelta a la normalidad física, que es muy importante en un proceso de este tipo. Es el final de un capítulo aunque tengas revisiones del tratamiento".

Elena Rodríguez Rubio, supervisora de Hospitalización y Oncología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, ha subrayado que la micropigmentación permite a las mujeres que han superado un cáncer de mama "cerrar un capítulo de su vida y seguir adelante con su integridad física intacta. No se trata de una cuestión estética; devuelve a la mujer la seguridad en ella misma y aumenta el beneficio emocional".

Entre los beneficios emocionales, aporta seguridad y mejora la autoestima del paciente, por lo que contribuye al tratamiento psicológico de la enfermedad. Hecho que en Sanitas constatan además a través de su programa "Hay un después", un plan integral de seguimiento dirigido a las personas que han padecido cáncer un año después de superarlo y que vigila estrechamente las posibles recaídas, aparición de segundos tumores, toxicidades crónicas de los tratamientos u otras secuelas a largo plazo de la enfermedad.

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