La terapia con protones (protonterapia) es la modalidad de radioterapia externa (la fuente de radiación se encuentra fuera del cuerpo del paciente) más precisa y segura. Además, esta técnica de vanguardia reduce la irradiación de los tejidos sanos y el riesgo de que surjan tumores radioinducidos. Acerca de este tratamiento, el especialista en Oncología Radioterápica de la Unidad de Protonterapia de la Clínica Universidad de Navarra, Javier Aristu, explica que "se trata de una de las herramientas más potentes de las que se dispone en la actualidad para tratar el cáncer".
El Dr. Aristu expondrá y ahondará en esta nueva modalidad de radioterapia el miércoles, 22 de enero, a partir de las 19.00 horas en el marco de la jornada divulgativa Encuentros con la Salud. La ponencia, que lleva por título Protonterapia para el cáncer: llega la radioterapia de última generación y tendrá lugar en la Biblioteca de Bidebarrieta de Bilbao, será gratuita y estará abierta al público en general hasta completar el aforo.
Tratamiento de precisión
El gran avance clínico de la terapia con protones es su gran precisión. En la radioterapia convencional se emplea un haz fotones que, tal y como explica el experto de la Clínica Universidad de Navarra, tiene una gran precisión en las dosis de radiación más elevadas, pero no en las dosis bajas e intermedias, que producen un daño extenso de los tejidos sanos que rodena al tumor. La protonterapia, por otro lado, opta por un haz protones que, además de adaptar con gran exactitud las dosis más altas, permite minimizar o incluso eliminar los impactos de las otras dosis de radiación en las zonas sanas. Las sesiones de terapia con protones tienen una duración estimada de entre 15-30 minutos dependiendo de la complejidad del caso, la mayor parte de los cuales se destina a la colocación, posicionamiento y verificación del tumor y del paciente. El tiempo de irradiación es, en la mayoría de casos, inferior a dos minutos.
La base de estos cambios en los niveles de radiación reside en cómo se comportan ambas partículas en su recorrido a través el cuerpo de humano. "Un fotón irradia a lo largo de todo su paso por el organismo. Nada más entrar en contacto con el paciente ya emite una energía considerable, deposita las dosis más elevadas en las zonas afectadas por el tumor y, finalmente, continúa irradiando hasta abandonar el cuerpo. Por el contario, los protones liberan un poco de su energía en la trayectoria inicial de entrada y, por último, depositan el resto de su energía directamente en el tumor. A partir de ese momento, el resto de los tejidos ya no reciben ningún tipo de radiación", explica el especialista en Oncología Radioterápica.
Tumores difíciles, niños y personas mayores
Al ser una opción menos tóxica para los pacientes, la terapia con protones está indicada para tratar tumores de difícil acceso o cercanos a órganos de riesgo muy sensibles a la radiación como el cerebro, la médula espinal, los ojos, etc. "El hecho de que algunos tejidos sanos como la hipófisis o el cerebro reciban radiación como consecuencia de la radioterapia puede provocar efectos secundarios severos a largo plazo. La protonterapia aporta una solución para este tipo de problemas", indica el Dr. Aristu.
En último término, todos los tumores en los que se indica el tratamiento con radioterapia externa convencional pueden ser tratados con protonterapia, pero la mayor precisión y menor toxicidad del tratamiento con esta tecnología hace que esta terapia esté especialmente recomendada por distintas sociedades científicas como la americana (ASTRO), la europea (ESTRO), la española (SEOR), y la japonesa (JASTRO) para el tratamiento de niños y adultos de edad avanzada con enfermedades oncológicas situadas en las zonas más sensibles a la irradiación.
Equipamiento tecnológico
El equipamiento necesario para llevar a cabo un tratamiento de protonterapia y con el que cuenta la Clínica Universidad de Navarra en sus instalaciones de Madrid ocupa una superficie de 3.600 metros cuadrados y 15 metros de altura. De hecho, se encuentra en una construcción anexa al edifico principal. Esa unidad (con tecnología Hitachi), la primera instalada en Europa, cuenta con un sincrotrón (acelerador de protones) y un gantry (puerta de salida del haz de irradiación hacia el paciente) que, para una mayor precisión, puede girar 360 grados. Se trata de la misma tecnología y conocimiento que ya está disponible en hospitales de referencia internacional como Mayo Clínic, St. Jude-Children's Research Hospital, MD Anderson Cáncer Center, en Estado Unidos, y Hokkaido University Hospital en Japón.