Según ha afirmado el Dr. Enrique Fernández Julián, presidente de la Comisión de Roncopatía y Trastornos del Sueño de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial (SEORL-PCF), la respiración oral en los niños puede afectar al desarrollo maxilofacial. Según ha advertido este experto, "la respiración debe ser predominantemente por la nariz, ya que el estímulo respiratorio nasal influye en el desarrollo maxilofacial".
Un estudio del Hospital General de Cataluña, que se ha presentado en el congreso de la SEORL-PCF, revela que los niños con trastornos respiratorios del sueño sufren alteraciones en el desarrollo facial y dental condicionadas por la obstrucción de la vía aérea superior. Estas alteraciones son el crecimiento vertical de la cara, el paladar estrecho y las alteraciones en la oclusión dentaria (mordida cruzada).
Para el coordinador del estudio, el Dr. Eduard Esteller, "son los típicos niños de cara alargada e incisivos protuidos (inclinados hacia adelante), ya que el arco ojival de la dentadura carece de espacio para albergar los dientes". Por otro lado, estas alteraciones "provocan un círculo vicioso, ya que, a su vez empeoran la apnea del sueño, y esta acentúa las alteraciones". A su juicio, es importante la implicación de los pediatras para detectar estas anomalías faciales como un posible síntoma de apnea del sueño y derivarlo al otorrino". Los hijos de padres con mandíbula retrognática (retraída) tienen más riesgo de sufrir estas alteraciones.
Cuando el niño es menor de cinco años no es necesaria la cirugía, según señala este experto, ya que se pueden utilizar aparatos que ensanchan el paladar, pero a partir de esa edad se requiere una intervención. Respecto al acortamiento de mandíbula, se puede realizar, en edades tempranas, una incisión en la misma, introduciendo un dispositivo que permite poco a poco alargarla.