La SEGG insiste en la importancia de la prevención para evitar catarros en las personas mayores

La transmisión más frecuente de catarros se produce por las secreciones de saliva contaminada y mucosidad de las personas enfermas y  por las manos, por eso la mejor prevención consiste en una adecuada higiene de las manos y en evitar en la medida de lo posible el contacto con la emisión de saliva (tos, estornudos o hablar muy próximos) con personas afectas.
Si un catarro no se trata adecuadamente y sus síntomas no mejoran después de una semana debe constituir una señal de alarma ante una posible complicación del cuadro catarral (sinusitis, bronquitis o neumonía, agudización de cuadros asmáticos, otitis del oído medio).
No existe un tratamiento específico para el catarro. Los tratamientos disponibles van dirigidos a aliviar los síntomas motivados por el cuadro vírico, pero no acortan su duración ni constituyen una cura efectiva para el mismo. Se desaconseja el empleo de antibióticos en el tratamiento del catarro común.

El catarro o resfriado común es una de las enfermedades más frecuentes en nuestro entorno. Aunque la mayoría de los catarros son leves y se resuelven en un periodo corto de tiempo, representan una de las causas principales de consultas médicas.

Una amplia variedad de virus (aproximadamente 200 diferentes) son los causantes de los catarros que sufrimos cada invierno. "La mayoría de los virus provocan un único cuadro catarral, pero debido al gran número de virus causantes, podemos padecer múltiples cuadros catarrales a lo largo de nuestra vida. La mayoría de los adultos padecen dos o tres al año como media", explica el doctor José Antonio López Trigo geriatra y presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.

Incómodos síntomas

Los síntomas del catarro son conocidos por todos, la congestión nasal, la rinorrea o excesiva producción y emisión de moco por la nariz y los estornudos se vuelven presentes cuando nos contagiamos de un catarro. Pero, también son frecuentes el dolor de garganta, la tos y el malestar general. En cambio, es rara la aparición de fiebre en los adultos. Además, según explica López Trigo, "algunos factores pueden agravar un catarro como son algunas enfermedades crónicas, las inmunodeficiencia , la malnutrición y el tabaquismo".

"No existe un tratamiento específico para el catarro y los tratamientos disponibles van dirigidos sólo a aliviar los síntomas motivados por el cuadro vírico, pero no acortan su duración ni constituyen una cura efectiva para el mismo", añade el doctor. Además, "los antibióticos no son útiles en el tratamiento del catarro o resfriado común y sólo deben ser utilizados en enfermedades causadas por bacterias, pero son totalmente ineficaces contra los virus", continúa.

Los climas fríos o la exposición a corrientes de aire frío no generan catarros, al contrario de la creencia habitual. Los mecanismos de transmisión de un catarro son los siguientes:

  • Contacto por las manos: contacto directo con una persona infectada o vía indirecta al tocar una superficie previamente contaminada (pueden permanecer activos en la piel o superficies durante unas dos horas).
  • Pequeñas partículas al toser o al estornudar que permanecen en el aire.
  • Partículas de mayor tamaño que requieren contacto muy cercano con la persona infectada. 

La duración del cuadro catarral y de los síntomas suele ser de siete días, con algún síntoma persistente hasta dos semanas (en el 25 por ciento de los pacientes). Sin embargo, existen una serie de síntomas cuya persistencia o no mejoría después de ese tiempo, debe constituir una señal de alarma ante una posible complicación del cuadro catarral (sinusitis, bronquitis o neumonía, agudización de cuadros asmáticos, otitis del oído medio).

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recomienda consultar con el médico ante los siguientes síntomas:

  • Rinorrea purulenta y congestión nasal.
  • Disminución o ausencia de olfato (anosmia).
  • Dolor dental.
  • Presión en el oído o sensación de ocupación.
  • Tos persistente con expectoración mucopurulenta.

¿Cómo prevenir?

Existen algunas medidas que han demostrado que son capaces de prevenir la aparición de catarros, llevarlas acabo en estaciones propicias para sufrir catarros, como es el invierno, resulta fundamental, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología es recomendable:

  • Lavarse las manos con frecuencia para evitar la transmisión del catarro a otras personas (es especialmente importante hacer hincapié en el lavado de las uñas y de las muñecas). Si se sufre un catarro, es recomendable utilizar toallas de un solo uso para secarse las manos. Se debe hacer antes de preparar los alimentos, de comer y después de toser, de sonarse la nariz o de estornudar.
  • Si no se pueden lavar las manos, se recomienda utilizar geles antisépticos con alcohol, ya que son desinfectantes y existen en cómodos y pequeños envases e incluso en monodosis.
  • Evitar tocarse los ojos, la nariz o la boca tras hacer tenido un contacto directo con una persona afectada por un catarro.

Diferenciarlo de la gripe

Aunque existe cierta confusión al respecto el catarro y la gripe son enfermedades diferentes. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recuerda que la gripe está causada por el virus influenza, es estacional y existe una vacuna anual, que no es efectiva en el caso del catarro o resfriado común. Aún así, a veces pueden confundirse ambos cuadros, sobre todo en las fases iniciales.

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