Al año se diagnostican unos 22.000 casos de cáncer de mama, un cáncer que supone casi el 30 por ciento de los tumores femeninos, siendo la primera causa de mortalidad por cáncer en mujeres. Y, aproximadamente, el 80 por ciento de estas pacientes reciben radioterapia en algún momento de su enfermedad, tanto de forma curativa, que es la gran mayoría, como de forma paliativa.
"Aunque depende de la extensión de la enfermedad, gracias a los programas de cribado, a las mejoras en la cirugía, en la radioterapia y en el tratamiento sistémico, podemos decir que actualmente las tasas de supervivencia de las mujeres con cáncer de mama que reciben radioterapia, en general, están por encima del 80 por ciento y, si nos centramos en los casos más favorables, que son los más comunes, por encima del 90-95 por ciento", afirma el Dr. Manuel Ignacio Algara López, coordinador del grupo de mama de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) y jefe del servicio de Oncología Radioterápica del Hospital de la Esperanza del Parc de Salut Mar de Barcelona.
En este sentido, este especialista defiende, frente a los miedos sobre si la radiación es mala, "que la bondad o maldad está en el uso que se hace de ella y que una buena indicación y administración de radioterapia es la responsable de la curación de muchas pacientes".
Además, "los tratamientos locoregionales –apunta-, tanto la cirugía como la radioterapia, no sirven únicamente para evitar la recidiva locoregional, es decir, que vuelva a aparecer el tumor en la mama o en los ganglios, sino que disminuyen su aparición en cualquier lugar del organismo y, por tanto, son muy útiles en la curación de la enfermedad y son los máximos responsables del aumento de la supervivencia de estas pacientes".
Menor irradiación
El futuro de la radioterapia en cáncer de mama pasa por la disminución de las sesiones sin perder la eficacia. De hecho, según el Dr. Algara, "en un grupo bastante importante de pacientes la irradiación de la mama se hace ya en unas tres semanas y, en un grupo muy seleccionado, las que son susceptibles de irradiación parcial, en una semana o, incluso, en una única sesión". "Esta revolución es posible gracias a los avances tecnológicos que nos permiten ser mucho más precisos en la administración de radiación", continúa.
Además del objetivo de disminuir las sesiones, y siguiendo con la idea de intentar disminuir el tratamiento oncológico en general, este experto señala que se están buscando factores que determinen en qué pacientes se puede obviar la radioterapia o disminuir las áreas irradiadas, como ocurre en las pacientes con ganglios afectados pero con poca enfermedad ganglionar.
Respecto al resto de armas terapéuticas para esta enfermedad, como la cirugía y el tratamiento sistémico, el Dr. Algara explica que "no son competidoras de la radioterapia, sino que deben ser colaboradoras en la búsqueda del objetivo de curar a la paciente". No obstante, puntualiza que, en algunos puntos, sí que se entra en competencia, como por ejemplo con el tratamiento conservador consistente en tumorectomía y radioterapia, que ha desplazado a la mastectomía; así como la irradiación de los ganglios, que actualmente está desplazando a la linfadenectomía quirúrgica, ya que obtiene los mismos resultados con una menor toxicidad.