La posibilidad de disfrutar con el agua es una de las características que marcan el verano de grandes y pequeños en Euskadi. Actividades como bañarse en la playa, zambullirse en el puerto o en un río, jugar en la piscina, navegar o, incluso, pescar, no están, sin embargo, exentas de riesgo. Un riesgo que, cada año, se cobra en España la vida de entre 30 y 40 niños y adolescentes.
"Según datos de la Organización Mundial de la Salud", explica el doctor Fidel Fuentes, jefe de los Servicios de Urgencias de las Clínicas IMQ, "los ahogamientos constituyen la segunda causa de muerte accidental en Europa en menores de 20 años. Además, los niños se ahogan entre dos y tres veces más frecuentemente que las niñas. Es una realidad que a los padres debe hacernos reflexionar antes de disfrutar con los más pequeños de un rato de ocio en un entorno acuático".
Tal como nos recuerda el doctor Fuentes, el principal riesgo de ahogamiento en menores se da en las piscinas privadas, seguido de las piscinas públicas y, por último, en el mar. "No obstante, no hemos de olvidar que el riesgo varía también en función de la edad. Por ejemplo, los niños menores de 4 años tienen un mayor riesgo de ahogarse, porque al poder moverse de un lado al otro, pueden escapar de la supervisión del cuidador y ellos no reconocen las situaciones de peligro. Es extremadamente necesario que los padres vigilen a los más pequeños en entornos como piscinas e, incluso, en piscinas hinchables pequeñas, ya que 30 cm de agua y 30 segundos bastan para que un niño pequeño se ahogue".
Por otro lado, los niños mayores de 5 años presentan riesgos diferentes. "En algunos casos, cuando los niños comienzan a nadar se pueden ahogar al ser llevados por corrientes, especialmente en zonas de playa en las que desembocan ríos, ya que se forman remolinos y hay fuertes corrientes que no siempre se advierten".
Para el jefe de los Servicios de Urgencias de las Clínicas de IMQ, "los deportes acuáticos, como la náutica, el piragüismo, el surf, el bodyboard, el wakeboard, o el kite surf tampoco están exentos de riesgos. En estos casos es conveniente saber nadar y en el caso de los niños, llevar puesto en todo momento el chaleco salvavidas y estar siempre acompañados de un monitor o de un adulto al cargo de la actividad".
En los adolescentes y adultos jóvenes, el riesgo de ahogamiento "proviene en su mayor parte de las zambullidas en zonas de escasa profundidad o con obstáculos no visibles o practicando deportes acuáticos. Este grupo de personas tienen una mayor preferencia por las conductas de riesgo lo que hace necesario redoblar las advertencias a este respecto, más aún si tenemos en cuenta que aproximadamente la mitad de los accidentes a éstas edades se relacionan con el uso de drogas y alcohol".
Seguridad
Entre las medidas de prevención el doctor Fuentes destaca que es muy importante "la presencia de un socorrista o vigilancia constante y bañarse en zonas seguras". En el caso de los niños más pequeños, "el adulto debe tener en todo momento al pequeño al alcance de su brazo". También es necesario que las piscinas se encuentren resguardadas perimetralmente con una valla de al menos 1,2 m de altura, para evitar que los niños puedan escalarla.
Otra medida de prevención apuntada por el experto es la de "enseñar a nadar a los niños, especialmente a partir de los cuatro años. No obstante, una vez que el niño aprende a nadar, es necesario que siga siendo vigilado por un adulto en todo momento". En cuanto a los deportes náuticos y acuáticos, "han de practicarse con un chaleco salvavidas, con el equipamiento deportivo en buen estado y una persona adulta al cargo. El chaleco salvavidas es recomendable para cualquier menor que no sepa nadar, mucho más que los manguitos hinchables o los flotadores, que no se consideran seguros".
La última de las medidas de seguridad apuntadas por el doctor Fuentes se refiere a cómo actuar en el caso de que se produzca un accidente en el agua. En primer lugar, es muy importante proteger a la víctima, llevándola a un lugar seguro. La mejor forma es lanzarle un flotador salvavidas o tirar de ella hacia tierra con un palo o con una cuerda. Solo debemos tirarnos al agua para salvar a la víctima, si se sabe nadar y se tiene la suficiente fuerza para arrastrarla a la orilla. Inmediatamente alertar a los Servicios de Emergencia y, finalmente, socorrer a los heridos, valorando si precisan maniobras de reanimación.
Otros peligros relacionados con el agua
Después de una comida copiosa, de un esfuerzo físico intenso, o de estar un tiempo prolongado bajo el sol del verano, los niños y adultos deben evitar entrar bruscamente en el agua muy fría, sumergiéndose de una manera suave y progresiva, evitando los contrastes bruscos de temperatura. Para ello, "es aconsejable que se mojen poco a poco, salpicándose progresivamente las piernas, vientre, muñecas y nuca. Todo ello con el fin de evitar lo que se conoce médicamente como hidrocución y, coloquialmente, corte de digestión", explica el doctor de IMQ.
Los baños suelen darse en días soleados en los que los daños por la radiación solar pueden ser mayores. "El uso de filtros solares, adecuadamente aplicados en tiempos (media hora antes de la exposición solar y, después, cada dos horas o tras sudar o bañarse), cantidades (cubrir bien la piel) y calidades (siempre con factores de protección de 50), puede reducir los efectos negativos de la radiación solar. También pueden ser aconsejables las nuevas camisetas confeccionadas para el baño con materiales que reducen los efectos de los rayos solares. Por último, para los niños que practican deportes en el mar, las gafas de sol polarizadas, además de gorros, son muy recomendables".
En la temporada estival, la mayoría de las otitis externas se producen en playas y piscinas por bacterias y hongos, siendo los niños los más susceptibles de padecer esta dolencia; es conveniente procurar no sumergirse en exceso y limpiar y secar bien los oídos tras el baño, con una toalla y una gasa; Si existen síntomas (dolor, secreción…), se debe consultar siempre con un profesional médico.
En cuanto a las picaduras de medusas, el doctor Fidel Fuentes, ha recordado que "es conveniente lavar la zona urticada con agua fría salada o suero y retirar los restos del tentáculo con unas pinzas. En caso de que el dolor persista o crezca la hinchazón, se ha de acudir a los servicios de urgencias". En el caso de pisar las púas de un salvario o pez araña, "se debe acudir a un puesto de socorro para que le extraigan cuidadosa y completamente la púa o púas y aplicarle los cuidados que requiere; es conveniente sumergir el miembro afectado en agua caliente durante 30 a 90 minutos.. En ocasiones, los efectos de estas lesiones provocadas por los salvarios se pueden prolongar durante días, por lo que si se va a andar descalzo por arenales con marea baja, el uso de sandalias puede ser una medida preventiva eficaz", concluye el experto de IMQ.